2024-04-18 [Num. 979]


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Columnistas  - Halajot en la Actualidad

Rav Daniel Shmuels

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Por Rav Daniel Shmuels
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Rav Daniel Shmuels nació en Bogotá, Colombia. Psicólogo de la Universidad Nacional de Colombia, psicoanalista del Lacanian School of Psychoanalysis e hizo sus estudios rabínicos en el Rabbinical College of America. Fue First Assistant Rabbi para Ohev Shalom al igual que para el Chief Rabbinate of Florida. Fundador del Beit Din of South Florida, miembro de los Batei Din of America. Tradujo y editó el libro “Bienvenido al Judaísmo: Una Guía al Judaísmo Básico y la Conversión Judía Ortodoxa”. Actualmente es el Head Rabbi de la Keilá The Private Shul of South Florida.

Nijush Supersticiones

2019-05-07

Torah4

La Parashá de Kedoshim nos entrega un gran número de Mitzvot negativas cuya prohibición se repite a lo largo de la misma. La mayoría de comentaristas concluyen que la repetición de dichas Mitzvot se debe al énfasis que el Creador quiere hacer para que entendamos lo grave e inapropiado que dicho proceder es para nosotros en tanto somos Su pueblo elegido; vale decir, como lo dice la Torá misma, el fin primordial de estas y todas las Mitzvot es hacer del pueblo de Israel un pueblo santo. Es importante anotar, como lo subrayan nuestros Jojamim (sabios) y Rishonim (compiladores de ley judía), que igualmente hay otro aspecto Halájico involucrado en la repetición de dichas Mitzvot que permite delinear las diferentes prohibiciones y los diferentes actos involucrados en las mismas para sus diferentes castigos, tanto MiDeOraita (de la Torá) como MiDeRabanan (de los rabinos).

Ahora bien, dentro del gran espectro de Mitzvot repetitivas que nos presenta la Torá en esta Parshá se encuentra un área muy amplia, y hasta cierto punto, subestimada que llamamos en hebreo Nijush; literalmente, supersticiones. Este campo hace referencia a creer en signos, presagios, agüeros, amuletos, etcétera; los cuales pueden predecir el futuro, traer buena suerte y todo cuanto la persona en sí desee creer.

En este caso la Torá nos habla específicamente de dos categorías de Nijush; a saber, el Ov (médium) y el Yidoni (oráculo). De las 3 veces que la Torá repite esta prohibición, es la última la que sobresale por su énfasis en el acto y en el castigo del mismo, el cual resulta en Sekilá (apedreamiento) después de traer testigos y habérsele hecho una advertencia pública legal. En cuanto a la persona que acude al hechicero, su transgresión y castigo provienen de otra prohibición pero también pertenece a la categoría general de Nijush. Empero; una pregunta surge, ¿a qué se refiere la Torá puntualmente con Ov y con Yidoni?

De acuerdo al Rambam en su Sefer HaMitzvot, Mitzvá negativa número 8, Ov es una persona conocida como Pitom la cual lleva a cabo un ritual que consiste en quemar un incienso particular llevando a cabo cierta acciones para entonces pretender que escucha una voz salir de su axila que responde a sus preguntas. El Rambam, en la Mitzvá negativa número 9, nos enseña que Yidoni es una persona que pone en su boca el hueso de un ave llamada Yadua, quema cierto incienso, pronuncia unas palabras y lleva a cabo ciertas acciones hasta llegar a un punto similar al de inconsciencia; entonces, en este punto de sueño profundo predice el futuro.

Pero, ¿hasta qué punto nuestras sociedades modernas, sofisticadas en ciencia, refinadas y culturalmente avanzadas pueden creer en semejante disparate? Es más, ¿quién puede creer que una axila habla o que un personaje dormido con un hueso en la boca puede predecir el futuro? Empero, la Torá nombra específicamente estas prohibiciones. Por consiguiente es necesario preguntarnos, ¿nos debemos preocupar por ser un Ov o un Yidoni actualmente si ni siquiera existen como tal en la actualidad? Y desde el otro lado de la moneda, ¿es necesario ser cauteloso en no acudir a estos hechiceros cuando obviamente ya no existen? 

El Sefer HaJinuj en Mitzvá 249 y en Mitzvá 255 nos provee una respuesta parcial a estas preguntas. En general nos explica que un Ov y un Yidoni es una persona que considera que todo lo que pasa y puede pasar sucede sólo por azar y no tiene nada que ver con el Creador ni con sus Mandamientos. Por consiguiente, Halájicamente ellos representan una forma de idolatría. Un Ov y un Yidoni no existen en la actualidad, existen variaciones de ellos cuya finalidad es la misma y recae en la prohibición de Nijush e igualmente, debido a su comportamiento y proceder, son exactamente iguales a ellos. Esta es la opinión en consenso de nuestros Poskim (legisladores) actuales.

Lo que el Sefer HaJinuj nos está enseñando es un punto básico dentro de nuestro sistema de fe. Se trata de la existencia de un sistema de recompensa y castigo y nuestra profunda convicción en dicho sistema. De hecho, el Rambam en sus Trece Principios de Fe establece este sistema de recompensa y castigo como el decimoprimero de sus Principios de Fe. Estos personajes en particular omiten de entrada la existencia de Dios y Sus Mandamientos, ellos consideran que su saber va más allá de la Supervisión Divina y que nada tiene que ver con nuestro comportamiento como judíos y ese sistema interdependiente de recompensa y castigo. El motivo por el cual debemos evitar imitar las acciones de estos hechiceros es porque no podemos pretender saber todo el devenir del futuro porque no somos Dios; aparte de ello, es la interdependencia de nuestro comportamiento con los Mandamientos del Todopoderoso lo que determina el resultado de nuestro diario vivir y un futuro por venir. Esa es la finalidad de esta prohibición y de todo lo que tiene que ver con Nijush. Es por ello mismo que no debemos acudir a estos personajes tampoco. 

De cualquier forma, es importante aclarar que una persona tampoco puede creer que el llevar a cabo una Mitzvá le va a traer una recompensa positiva inmediata. El motivo por el cual llevamos a cabo las Mitzvot de la Torá es para acercarnos a Dios, reconocer su soberanía sobre el universo y de esa forma perfeccionarnos como judíos. El hecho de llevar a cabo una Mitzvá por el simple hecho de recibir una recompensa le quita el valor Divino a la Mitzvá misma y emula, sin lugar a dudas, el acto Nijush en donde un hombre cree que puede tener el conocimiento detallado de la Soberanía Divina.

Entonces, cuando una persona acude o hace Nijush abandona por completo este sistema básico de nuestra fe de recompensa y castigo, considerando que la justicia que Dios provee sobre nosotros es inexistente y su proceder no tiene relación alguna con dicho sistema. En otras palabras, Nijush erradica la Justicia Divina y con ello la existencia de Dios transformándose en la forma de idolatría más amedrentadora a la cual podemos llegar. Cabe preguntarnos, ¿no es esto suficiente para definitivamente no hacer parte de ninguna forma de Nijush en nuestros días?



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