2024-04-24 [Num. 979]


Versión Imprimible

Artículos  - Varios

Ricardo Angoso

Angoso
Por Ricardo Angoso
Email:
Página Web:
Artículos del autor: 76
Bio:

El Holocausto gitano

2021-05-12

Gypsy

Asunto muy desconocido en lo que respecta al Holocausto, después de mucho tiempo los gitanos son reconocidos como víctimas y perseguidos durante el nazismo. Aunque el reconocimiento llega tarde, más vale tarde que nunca.

Entre 1933, año en que Hitler llega al poder y 1945, cuando los campos de concentración son liberados por los aliados, más de 500.000 gitanos morirían exterminados en estos recintos del horror y el silencio funeral. Al igual que ocurre con otras minorías, hasta muy recientemente no se ha recordado a estas víctimas y se les ha rendido su debido homenaje, pero su dolor y la miseria moral de sus verdugos no se puede pasar por alto.

Adolfo Hitler había desarrollado durante sus años de cárcel, por intentar derribar el sistema democrático mediante un golpe de Estado (1923), las bases doctrinarias del nazismo en su conocido libro Mein Kampf (Mi lucha). En el famoso libro, Hitler expone las doctrinas racistas y xenófobas con las que se lanzaría a la conquista y destrucción de Europa y a la búsqueda del lebensraum, o espacio vital, para una Alemania que debía erigirse como potencia dirigente y central de la nueva Europa que pretendía forjar a sangre y fuego. 

Estas doctrinas, fundamentadas en la superioridad de la raza aria alemana sobre el resto de los pueblos del mundo, habían “bebido” de las tesis racistas del geógrafo alemán Friedrich Ratzel, autor de cierto prestigio en la Alemania de finales del siglo XIX. En su obra Geografía política, Ratzel considera que los pueblos con una cultura inferior, como los judíos y los gitanos, estaban condenados a la extinción, junto con “los raquíticos pueblos cazadores del interior de África”, así como “innumerables existencias parecidas”, puesto que se trataba de “pueblos dispersos, sin una tierra propia”.

Más tarde y una vez que el nazismo se ha organizado como un cuerpo político, las elecciones democráticas de 1933 otorgan a Hitler una mayoría insuficiente para gobernar. Sin embargo, una derecha irresponsable y con ganas de llegar al poder a cualquier coste, aunque tenga que sucumbir Alemania con ella, le entrega al líder nazi máximos poderes y la posibilidad de formar un gobierno dócil y sumiso a sus deseos e ideología. Ese mismo año y ya quitándose la careta democrática, se cierra el Parlamento, se encarcela a los disidentes y los partidos políticos de todos los colores y los sindicatos son ilegalizados. Había comenzado la era nazi y muy pronto un régimen de terror se extendería por toda Alemania.

El mismo año de la llegada de Hitler al poder, los gitanos que no pudieron demostrar su nacionalidad y origen alemán fueron deportados sin contemplaciones y otros muchos, incluso con nacionalidad alemana, fueron enviados a los campos de concentración recién abiertos por el nazismo. Los gitanos, también conocidos como roma o sinti, comenzarían a sufrir desde los primeros días el peso de la ideología racista y xenófoba que emanaba de las doctrinas nazis, si bien hay que reconocer y considerar que los alemanes siempre habían sido especialmente duros y racistas con la población gitana. 

En septiembre de 1935, cuando ya la maquinaria nazi no tiene ni oposición ni crítica articulada en la sociedad alemana, los nazis aprueban las conocidas Leyes de Núremberg para la “protección de la sangre alemana”. Esta “protección” era un eufemismo que en la práctica en el mundo nazi tan sólo significaba la apertura de los campos de concentración para todos los no arios, especialmente judíos y gitanos y el exterminio de todas las poblaciones no alemanas. Las Leyes, además, prohibían los matrimonios mixtos entre alemanes y las “razas inferiores”, así como la restricción de numerosos derechos a los judíos y los gitanos, especialmente. No olvidemos que los judíos llegaron hasta tener prohibido tener animales domésticos en sus casas y que el castigo por infligir la norma podía costar al infractor el acabar sus días en un campo de concentración.

Dos años más tarde, en 1937, y en plena escalada del régimen nazi por perseguir a los judíos y a los gitanos, la Ley Nacional de Ciudadanía declaraba oficialmente a estas dos etnias como ciudadanos de segunda clase, al tiempo que les denegaba aún más derechos fundamentales y el ejercicio de numerosas actividades profesionales, sociales y culturales. El cerco sobre ambas poblaciones se iba estrechando y ya son muchos los judíos y gitanos que entonces consiguen escapar de Alemania y buscar refugio en otros países.

La campaña "Limpieza gitana"

Entre el 12 y el 18 de junio de 1938 se sucede en toda Alemania una campaña de “purificación racial” bajo el nombre de “Limpieza Gitana”, una suerte de lo que luego fue para los judíos la Kristallnacht o “noche de los cristales rotos”. Miles de gitanos son detenidos, muchos conminados a salir de Alemania y la vida gitana desaparece hasta el final de la guerra. Los planes de Himmler se están llevando a cabo con una precisión certera y metódica, en el peor estilo alemán de entonces.

Más tarde, tras la gran persecución, cuando la suerte de los gitanos y los judíos ha quedado en manos de Himmler, aparece por primera vez una referencia a “La solución final de la cuestión gitana” en un documento firmado por este máximo dirigente, en diciembre de 1938. Desde un principio los nazis siempre tuvieron entre sus proyectos el definitivo aniquilamiento y exterminio de todos los gitanos que estuviesen bajo su control.

Como explica el investigador y periodista Laurence Rees, en su libro Auschwitz y la “solución final”, “los nazis consideraban que los gitanos eran asociales y peligrosos desde un punto de vista racial. Deseaban librarse de ellos, y en relación al volumen de su población, los gitanos sufrieron más que cualquier otro grupo bajo el Tercer Reich, aparte de los judíos. No hay estadísticas exactas sobre el número de gitanos que murieron a manos de los nazis; sin embargo, se cree que entre 250.000 y 500.000 de ellos pudieron haber perecido durante la guerra”.

El Holocausto gitano o porrajmos

Entre 1937 y 1938 se producen los primeros arrestos masivos de miembros de la etnia gitana, y en ese periodo es creada la primera sección de gitanos en el campo de concentración de Buchenwald. También los nombres gitanos ya comienzan a ser corrientes en las listas de deportados a Mauthausen, Gusen, Dautmergen, Natzweiler y Flossenburg. Y hay constancia de prisioneros gitanos en los campos de BergenBelsen, Chelmno, Belzec, Sobibor y Treblinka. Algunas mujeres gitanas, tal como asegura la investigadora Myriam Novitch, son sometidas a experimentos terribles por parte de médicos de las SS en Ravesbruck. 

En 1938 Himmler interviene personalmente en la organización del Holocausto gitano, porrajmos en lengua romaní, ordenando el traslado del Centro de Asuntos Gitanos desde Múnich a Berlín. Hay constancia de que ese mismo año 300 gitanos sedentarios son arrestados en la villa de Mannworth y enviados a un centro de detención.

El mismo y siniestro Himmler prohíbe, en 1939, la salida de los ciudadanos de etnia gitana de sus casas y lugares de residencia, impidiéndoles también el ejercicio de cualquier actividad laboral. Ese año, en el que comienza el ataque y posterior ocupación de Polonia por parte de Alemania, miles de gitanos polacos son enviados a los campos de concentración de Belzec, Treblinka, Sobibor y Majdanek.

En lo que respecta a los gitanos de Bélgica, Francia y Holanda, hay que reseñar que fueron enviados al campo de concentración de Auschwitz, donde encontrarían una muerte segura al ser uno de los centros de deportación donde hubo menos supervivientes. Algo menos de 2.000 gitanos sobrevivían en este campo cuando fue liberado en 1945. 

Las primeras noticias acerca de las masacres perpetradas por los nazis contra los gitanos datan de enero de 1940, cuando son asesinados en Buchenwald más de 250 niños gitanos en un “experimento científico” para probar la utilidad del gas Zykon B, que más tarde sería utilizado masivamente para exterminar a los gitanos y los judíos. En junio de ese mismo año, Hitler anuncia y ordena la total liquidación de “todos los judíos, gitanos y funcionarios políticos comunistas de la Unión Soviética”.

Los gitanos de Alemania fueron enviados a Auschwitz, donde fue establecido un campo especial para ellos en Bikernau y donde residían hacinadas familias enteras. Los mellizos y personas con minusvalías fueron separados y sometidos a experimentos científicos conducidos por el tristemente conocido capitán de las SS Josef Mengele, uno de los criminales más buscados y nunca encontrado tras la guerra. Los médicos nazis también utilizaron como “cobayas” humanos a numerosos presos gitanos de los campos de concentración de Ravensbrück, Natzweiler, Struthof y Sachsenhausen. La Francia ocupada tampoco fue la excepción, pues las autoridades del régimen de Vichy colaboraron con los nazis en la captura de los gitanos y los judíos perseguidos 

Gitanos en Auschwitz y escaso reconocimiento a las víctimas

En cualquier caso, aparte de estas matanzas puntuales, entre el 70 y el 75% de los gitanos alemanes morirían en Auschwitz, una cifra realmente alta y comparable a la de los judíos. El comandante de Auschwitz, Rudolf Hoess, refiere cómo muchos deportados eran asesinados pese a tener muchas veces edades cercanas a los cien años y también niños. Consta, además, que en la noche del 31 de julio de 1941 se llevó a cabo una matanza de gitanos, tal como relataron algunos testigos del campo que dirigía muy “profesionalmente” Hoess, hombre de confianza de Himmler para llevar a cabo sus criminales planes. En lo que respecta a Auschwitz, las condiciones en el campo gitano pronto pasaron a ser las peores de todas las instalaciones.

El historiador Joseph Tenenbaum, al intentar cuantificar el número de muertos durante el Holocausto gitano, cifra en unos 500.000 el número de miembros de esta etnia muertos durante las campañas nazis, una cifra bastante alta y que alcanzaría casi el 50% del censo total que cayó en manos alemanas antes y durante la Segunda Guerra Mundial (1933-1945). 

El Museo Memorial del Holocausto de los Estados Unidos cifra entre 500.000 y 1.500.000 los gitanos asesinados por los nazis, una cifra difícil de corroborar dada la ausencia de cifras oficiales y censos sobre esta población. Tras la guerra, al no haber casi reclamaciones de los gitanos contra los nazis, no se hizo justicia y la mayor parte de los responsables del Holocausto gitano siguieron en sus puestos de responsabilidad o murieron en el exilio. 

En agosto del año 2004, 60 años después de la masacre de Auschwitz en la que murieron 3.000 gitanos a manos de los nazis, un homenaje de las comunidades gitanas y las autoridades alemanas intentó mantener vivo el recuerdo de las víctimas y la memoria del horror padecido por esta etnia. De la misma forma, el Senado de Berlín ha expresado su deseo por erigir, de la misma forma que lo tienen los judíos, un monumento a los gitanos asesinados por los nazis, una iniciativa a la que se sumó también el Consejo Central de los Judíos de Alemania. A principios de este siglo, varias organizaciones gitanas representadas por prestigiosos abogados han litigado con los bancos suizos, depositarios vergonzosos del dinero incautado por los nazis a sus víctimas, y con el Estado alemán en busca de una compensación por los daños causados durante la época nazi. 

Al contrario que con el Holocausto judío, el Estado alemán ha reaccionado con respecto al exterminio de los gitanos tarde y mal, ya que nunca reconocieron su responsabilidad y culpa. Simon Wiesenthal, en un acto de reconocimiento al pueblo gitano, recordó en 1984 que el 80% de los gitanos que fueron apresados por los nazis murieron en los campos de concentración o fueron asesinados por unidades especiales, un porcentaje casi idéntico al de la población judía exterminada. A este respecto, y para terminar, hay que recordar que el Nobel de la Paz Elie Wiesel (DEP), en un discurso hace unos años, los llamó “los olvidados del mundo”. Nunca nadie les ha pedido perdón a los gitanos por los daños padecidos durante la época nazi ni sus responsables fueron juzgados, esa  es la triste realidad. 



Comentarios de los lectores




Caracteres restantes: 300
Isaac Pargman
En su articulo,Don Ricardo Angoso nos recuerda e ilustra de nuevo los sufrimientos de la etnia gitana que al igual que los judios padecieron bajo el regimen del terror nazi que nosotros conocemos muy ...
Leer más 2023-05-04