2024-04-18 [Num. 979]


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Columnistas  - Halajot en la Actualidad

Rav Daniel Shmuels

Unnamed
Por Rav Daniel Shmuels
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Rav Daniel Shmuels nació en Bogotá, Colombia. Psicólogo de la Universidad Nacional de Colombia, psicoanalista del Lacanian School of Psychoanalysis e hizo sus estudios rabínicos en el Rabbinical College of America. Fue First Assistant Rabbi para Ohev Shalom al igual que para el Chief Rabbinate of Florida. Fundador del Beit Din of South Florida, miembro de los Batei Din of America. Tradujo y editó el libro “Bienvenido al Judaísmo: Una Guía al Judaísmo Básico y la Conversión Judía Ortodoxa”. Actualmente es el Head Rabbi de la Keilá The Private Shul of South Florida.

Aciertos fílmicos y correcciones Halájicas Vol. 2

2020-05-13

Unorthodox2
Unorthodox - Netflix

El dicho dice que nada duele más que la verdad, obviamente esto resulta bastante acertado para un sector de la ortodoxia que pretende destituir una producción artística por aspectos superficiales de la misma para declararla por completo como una farsa de principio a fin; entonces, ¿hasta qué punto se ha llegado para negar la verdad del dolor que muchas mujeres dentro de la ultra ortodoxia pueden llegar a sufrir? 

Si bien hay muchas mujeres dentro del mundo ultra ortodoxo que se articulan con los ideales particulares de su secta, los cuales pueden resultar un poco ajenos a la realidad occidental, también hay aquellas que repudian esos ideales; en cambio, ellos se convierten en un martirio que dista de todo ideal social y religioso. Todo esto nos lleva nuevamente al caso de Esty, el personaje principal, en la serie “Unorthodox”.

En esta oportunidad se tomarán los momentos más emotivos de la serie, los que el personaje de Esty representa como más dolorosos y humillantes. Aquellos que han permitido a la población en general categorizar a la ultra ortodoxia como un establecimiento cuya única finalidad es la de subyugar a la mujer. Este aspecto “fuerte” y “emotivo” de la serie es importante porque nos permite diferenciar dos temas que tienden a confundirse; a saber, entre lo que es una costumbre particular de una secta desafiando la verdadera Halajá y por otro lado nos permite destituir los falsos estribillos que actualmente existen dentro de la ultra ortodoxia. 

Uno de los momentos más chocantes sucede cuando, después de casarse, le cortan el pelo por completo a Esty. En tanto los manojos de pelo caen, ella no puede contener el llanto y dolor que siente. Si todas las mujeres casadas de Satmer se rapan la cabeza o no, es algo que sólo pueden saber los miembros de la misma. Lo que se puede afirmar es que bajo ninguna circunstancia esa es la Halajá. 

¡No! Las mujeres dentro de la ortodoxia y ultra ortodoxia no se rapan la cabeza. De hecho, esto va en contra de la Halajá y el debate lo podemos perpetuar preguntándonos si el asunto es Dat Moshé (ley de Moisés) o Dat Yehudit (ley judía). Punto es, el Talmud, el Rambam, el Mejaber, y todos los demás legisladores jamás hablan de raparle la cabeza a una mujer casada. Aquí no estamos hablando de cubrirse el pelo, esa es otra discusión en sí, aquí estamos hablando de cercenar una parte fundamental de la feminidad. El más grande de los Poskim del siglo XX, Rav Moishe Feinstein dejó bien claro este asunto cuando legisló que una mujer casada puede dejar ver hasta el diámetro de una palma de su pelo; esto quiere decir que las mujeres dejan su pelo común y corriente, sencillamente se lo cubren y la ley permite que cierta porción quede descubierta.

Otro punto que resulta ser un sub tema a lo largo de la serie es la aptitud musical de Esty; el cual, se convierte en punto cúspide de emociones al final de la misma. Según la serie, Esty no podía interpretar el piano ni siquiera frente a su esposo u otras mujeres como tampoco le es permitido cantar, cosa que sólo descubrimos al final. Nuevamente llegamos al caso Minjag versus Halajá. Lo que el “Sefer HaMinjaguim Satmer” (libro de costumbres de la secta Satmer) determine está fuera de nuestro domino; empero, la Halajá está al alcance de todos y ella tiene bastante que decir al respecto. 

¡Falso! Toda mujer judía, casada o no, puede interpretar un instrumento musical en vivo y en directo frente a hombres y mujeres por igual. En este punto no hay ninguna Halajá que le prohíba a una mujer aprovechar y expresar sus aptitudes y libertades musicales. Talmud, Rambam, Mejaber y Poskim, todos ratifican este punto y lo dejan absolutamente claro sin lugar a dudas o interpretaciones adicionales. Es más, actualmente tenemos cantidades de grupos pop, rock y de jazz de mujeres, casadas y solteras, dentro de la ultra ortodoxia tanto en Israel como en Estados Unidos. Por ende, muchísimas más mujeres dentro de los círculos más liberales de la ortodoxia forman parte de grupos musicales más diversos y mixtos. Entonces, llegar a pensar que la Halajá le va a quitar a toda mujer su derecho de libre expresión artística es absurdo, sin fundamento y falso.

La contradicción surge cuando hablamos de cantar. La Halajá prohíbe que una mujer cante en vivo y en directo para un público de hombres. He aquí algo interesante que sólo pretendo dejar como pregunta abierta, y corríjanme si estoy equivocado, ¿no fue Miriam con todas las demás mujeres las que cantaron y tocaron panderetas al cruzar el mar después de la salida de Egipto? Supongo que los hombres tenían tapones en los oídos o mágicamente desaparecieron durante semejante espectáculo o tal vez la edad de Miriam la descalificaba como posible seductora. A diferencia de Miriam, Esty es joven y sin embargo canta frente a su esposo, amigos y jueces. Aquí se complica el asunto porque Halájicamente una mujer sólo puede cantarle en vivo a su esposo o a otras mujeres. Pero para este punto nuestra heroica mujer ya ha dejado a un lado su “Satmerismo” y lo único que quiere es continuar con su vida secular sin que ninguna Halajá se vea emocionalmente comprometida.

Es importante aclarar la realidad del canto actualmente, el asunto yace en la interpretación que se haga de la Halajá del término “cantar”. El acto de cantar tiene que ser en vivo y en directo, recordemos que hace 1,500 años no existían ni grabaciones ni micrófonos; es decir, la voz del canto tiene que ser escuchada sin intermediarios, como cuando se lee la Meguilá de Ester. Esto va a diferenciar la opinión Majmir (estricta) de la Meikel (indulgente) dentro de la Halajá. La opinión Majmir establece que un hombre no puede escuchar a ninguna mujer, que no sea su esposa, cantar. La Meikel establece que si hay un intermediario tipo micrófono, alto parlante o grabación, todo hombre puede escuchar a una mujer cantar. Por ello mismo, antes del distanciamiento social, teníamos conciertos de mujeres Frum (ortodoxas) que estaban dirigidos a mujeres pero donde no se prohibía el acceso a hombres si ellos se adhieren a la opinión Meikel de la Halajá. Esta es una realidad que existe dentro del desarrollo dinámico de la Halajá. 

Punto final frente a este aspecto es que una secta puede establecer los lineamientos que desee para sus congregantes, ellos terminarán seguirlos o no; empero, esos lineamientos no son los de todas las sectas jasídicas y mucho menos los del judaísmo ortodoxo, establecidos por nuestra sagrada Halajá. Esta historia no es la historia de Klal Israel, ni la de todo el mundo Haredí, ni la de la ortodoxia en general; empero, quedan pendientes las ocasiones donde la serie nos muestra en la cara la realidad y consecuencias que los falsos estribillos dentro del mundo ultra ortodoxo existen en nuestros días para drásticamente subyugar a las mujeres judías bajo el velo de la sagrada misión maternal.



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Alter B. Himelfarb W.
Rav. SHMUEL: Todo esto de que una secta hace así y la otra asá,, no va en contraposición establecida en la TORÁH, de "NI LE AGREGUES, NI LE QUITES"? Todo esto de las sectas, me parece que raya un p...
Leer más 2020-05-14