2024-04-18 [Num. 979]


Parashat Bamidbar

El Censo

Este Shabat 29 de Iyar de 5783, 20 de mayo de 2023, se leerá la Parashá de Bamidbar, “En el desierto”, primera Parashá del libro de Números.

Resumen

Tabernaculo

Ordenó Dios a Moshé censar a todos los hombres mayores de 20 años aptos para el ejército de Israel, según sus clanes y casas paternas. Escogiendo a un hombre cabeza de cada tribu para ayudar con el censo. En total fueron registrados 603.550 hombres, sin contar con los de la tribu de Leví quienes no fueron censados de la misma manera, ellos debían encargarse del Tabernáculo del Testimonio.

Todas las tribus debían acampar a una distancia prudente del Tabernáculo, en el sitio orientado según lo prescripto por Dios, junto a su estandarte según su tribu, pero los Levitas debían acampar alrededor del Tabernáculo, pues ellos se encargarían de desarmarlo y erigirlo cada vez que se desplazaran; al resto le quedaba prohibida dicha labor. Cada campamento debía tener su distintivo. Dictaminó Dios cómo debían desplazarse según los puntos cardinales situados.

Asignó Dios la tribu de Leví a Aarón para que prestaran servicio ante el Cohen (Sacerdote), en lo referente al Tabernáculo, fueron investidos para servir los hijos sobrevivientes de Aarón: Eleazar e Itamar.

Solamente podrían encargarse de las funciones sacerdotales, Aarón y sus descendientes y aquel profano que se acercare moriría. Dios recordó a Moshé que había tomado a la tribu de Leví en reemplazo de los primogénitos de todo Israel, que originalmente habían sido elegidos para el ritual Divino. Entonces ordenó Dios a Moshé contar los hijos de Leví desde un mes de nacidos, dando un total de 22.000 censados. Se repartió entre ellos sus respectivas funciones, según sus familias.

Mandó Dios a Moshé contar a los primogénitos varones de Israel de un mes para arriba, siendo censados 22.273 primogénitos y por cada uno de ellos se tomó un leví para que le sustituyera en lo que respecta a las labores del Tabernáculo. El rescate de los 273 primogénitos que excedían, tomó Moshé, por orden Divina, cinco shekalim por cabeza y ese dinero se les entregó a Aarón y a sus hijos como rescate. En total se entregó a Aarón y a sus hijos  1.365 shekalim.

Los hijos de Kehat, de la tribu de Leví, que estaban entre 30 y 50 años, fueron censados y asignados para que se encargaran de la parte más sagrada: el Kodesh Hakodashim. Se les explicó detalladamente sobre la manipulación de los enseres del Santuario y del Altar: materiales, colores, dónde, cuándo y cómo colocarlos, no podían tocar lo sacro, pues solamente Aarón lo podía manipular.


Una semana llena de actividades en nuestra comunidad. Comentario del Rabino Alfredo Goldschmidt del Centro Israelita de Bogotá.

Explicaciones

Números 1:30 y 31: “Los hijos de Zebulún, su primogenie, según sus clanes y prosapia, con enumeración de nombres, de edad de veinte años para arriba, todo apto para el ejército. Sus censados, de la tribu de Zebulún cincuenta y siete mil cuatrocientos”.

Issajar y Zebulún fueron hermanos de la misma madre, son mencionados seguidos uno del otro, para ser escogidos sus hombres mayores para formar parte del ejército de Israel. Rabi Ezriel Tauber explica que de acuerdo al Talmud los descendientes de Issajar, dedicaron sus vidas a estudiar la Torah y los descendientes de Zebulun se dedicaron a los negocios y el comercio, de esta manera, los de Zebulún apoyaban y mantenían a los de Issajar.

Continúa Rabi Tauber explicando, que se puede encontrar a Dios n el mundo de los negocios, al igual que Issajar descubre a Dios en la Yeshiva.

Muchas personas ultraortodoxas piensan que estudiar debería ser el camino único para llegar a Dios, para cumplir con la halajá de la Torah, pero sin tener sustento para vivir, comer y estudiar, no podrían sobrevivir, de ahí que la mitzvah de trabajar es un ejemplo que obtenemos de estos dos hermanos cuyos descendientes formaron parte del ejército del pueblo de Israel aún desde el desierto, eran igualmente amados y valiosos por Dios y escogidos para ser el ejército de Dios del pueblo de Israel, el que estudiaba y el que trabajaba.



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Números 1:28 al 30: “Los hijos de Issajar, su progenie según sus clanes y prosapia, con enumeración de nombres de edad de veinte años para arriba, todo apto para el ejército; sus censados de la tribu de Issajar, cincuenta y cuatro mil cuatrocientos”.

Llama la atención que Issajar siendo el noveno hijo de Yaacov, sin embargo está mencionado en éste lugar en el número cinco. Puede ser que al ser el quinto hijo de Leah, esposa oficial de Yaacov, fue mencionado antes que sus hermanos los dos hijos de las siervas de Leah, quienes le antecedieron en nacimiento.

La Torah concede ciertos privilegios más a los hijos de las esposas por encima de los hijos con las siervas, lo que antiguamente era natural. Ya desde la época de Abraham el patriarca, se nota cómo los derechos fueron dedicados mayormente a Isaac, segundo hijo de Abraham pero hijo de su esposa Sara. Su hijo Ishmael, al portarse dañinamente con su hermano menos, Isaac, fue despedido junto con su madre del lugar de vivienda de Abraham y se desplazaron para vivir en la tierra de Egipto. Igualmente fue bendecido por Dios al ser hijo de Abraham, pero la prioridad y la continuidad que determinó posteriormente al pueblo de Israel, siguió con Isaac.

Hijos por fuera del matrimonio suelen ser protegidos igualmente pero en condiciones en una escala menor que los hijos de la esposa oficial.



Números 1:26-27: “Los hijos de Yehudá, su progenie, según sus clanes y prosapia, con enumeración de nombres, de edad de veinte años para arriba, todo apto para el ejército. Sus censados de la tribu de Yehudá: Setenta y cuatro mil setecientos”.

La tribu de Yehudá era la más numerosa, incluso sumando la tribu de Efraim y Menashé, los hijos de Yosef quienes fueron dos tribus. La tribu de Yehuda con 74.700 censados mayores de 20 años. (No se hizo el conteo de la tribu de Levi en ésta sección ya que no eran considerados para conformar el ejército).

Esto no es de extrañar, ya que Yehuda había recibido la bendición más importante por parte de su padre Yaacov, le había predicho que iba a ser líder del pueblo de Israel y además las demás naciones le servirían (Génesis 49: 8 al 12).

No es de extrañar la admiración que le tenía Yaacov a Yehuda, y consecuentemente la bendición que le correspondió, recordando los hechos ocurridos con su hermano Yosef, fue quien ingenió una acción práctica, aparentemente muy dura, pero que le salvaría la vida definitivamente a su hermano Yosef. Probablemente Yaacov supo ver en él sus cualidades de sabiduría, perspicacia, astucia inteligencia y bondad, cualidades que genéticamente heredarían sus descendientes.

Quiera Dios que pronto se cumpla la profecía final estampada en su bendición la cual predice, de acuerdo a nuestros sabios, la llegada del Meshiaj.



Números 1:24 y 25: “Los hijos de Gad, su progenie según sus clanes y prosapia, con enumeración de nombres, de edad de veinte años para arriba, todo apto para el ejército. Sus censados, de la tribu de Gad: cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta”.

Es interesante, que se contabilice a Gad, en tercer lugar, del nacimiento de los hijos de Yaacov, después de Rubén el primogénito y Shimon el segundo hijo, ambos de Leah. Entre Shimón y Gad, estaban Leví y Yehuda (hijos de Leah), Dan, Naftalí (de la sierva de Rajel, Bila), y después si nace Gad, hijo de la sierva de Leah: Zilpa. ¿Por qué se salteó en el conteo a los otros hijos de Yaacov?

Empieza el conteo con Rubén, y lo menciona como primogénito (Versículo 20), de ésta manera se podría entender que seguiría la secuencia en orden de nacimiento. Sin embargo viendo la historia de los hijos, era evidente que Levi no era contabilizado entre ellos, por haber sido la tribu que le fue fiel a Dios en el episodio del monte Sinai, cuando Moshé demoró 40 días y el pueblo fabricó un ídolo mientras tanto.

Después Yehuda iba en frente durante los traslados en el desierto, indicando desde esas épocas su liderazgo, tal vez por eso no era contado entre el común  de sus hermanos. De Yehuda, la Torah se detiene para relatar si vida personal, su matrimonio, sus hijos y el relato de Tamar. Además de su protagonismo en el evento de los hermanos de Yosef cuando lo quisieron matar y él quiso evitar éste fratricidio. Yehuda recibió la mejor bendición de Yaacov en su lecho de muerte.

Dan, recibió de su padre Yaacov, una bendición que lo ubicaba como el hombre que haría justicia. Tampoco podía ser contado por igual entre sus otros hermanos.

Naftalí es señalado en la bendición de Yaacov como el protector de Israel, también sería un personaje o su descendencia, una marca importante para el pueblo de Israel.

El resto de los hijos, en la bendición de su padre, no tendrían un rol realmente importante frente al pueblo de Israel, aunque a Yosef le concedió la mejor de sus bendiciones, pero no le predijo liderazgo.



Números 1:22 y 23 “Los hijos de Shimon, su progenie, según sus clanes y prosapia, sus censados con enumeración de nombres por cabeza. Todo varón de veinte años para arriba, todo apto para el ejército. Sus censados de la tribu de Shimon: cincuenta y nueve mil trecientos”.

La numeración de los descendientes de Shimon es promedio con la del resto de sus hermanos. Shimón se había unido con su hermano Leví y habían tomado una venganza sangrienta, con el hombre que había violado a la hermana Dina, su padre, rey del pueblo de Shejem y todos los varones del pueblo de Shejem asesinándolos con la espada.

Tenían características de hermandad protectora muy fuertes, pero de violencia también fuerte. Cuando Yaacov repartía bendiciones a sus hijos antes de morir, a Shimón junto a su hermano Leví, les maldijo su enojo. No los maldijo a ellos directamente sino a su enojo, pues de él resultaba violencia innecesaria y su pasión los descalificaba para ser líderes. Les pronosticó que los dividiría y esparciría en Israel. Pero no que los desaparecería.

Siguieron siendo un pueblo numeroso y hoy son parte genética entre el pueblo de Israel. Su sentimiento de hermandad, de apoyo y su energía y pasión se fundió con los años con la pasividad de sus otros hermanos, -especialmente la de las generaciones de Rubén-, generando generaciones pasionales que enfocan su agresividad hacia la creatividad y la imaginación.

Dios no desea desaparecer la agresividad sino que el hombre aprenda a manejarla productivamente.



Números 1:21 “Sus Censados de la tribu de Reubén, cuarenta y seis mil quinientos”.

En éxodo 26:54 y 55, ordena Dios: “A la tribu grande, darás mayor herencia y a la pequeña, darás menor herencia: a cada una, en proporción de los alistados de ella, se le dará su herencia. Pero por suerte será repartida la tierra; conforme a los nombres de la tribus de sus padres, la han de heredar”.

Si vemos en el mapa, resulta interesante que el territorio de Menashé, cuyos censados eran en total 32.200, corresponde a una extensión desproporcionadamente mayor que la que le correspondió a la tribu de Rubén (46.500). En éste sentido, se le dio preeminencia a la tribu de Menashé. También veremos que la Tribu de Judá era la que encabezaba la marcha a través del desierto (Números 2:9), también se le quitó la preeminencia a Rubén en el tema de dirección. Rubén que era el hijo primogénito de Yaacov, había sido castigado habiéndosele retirado la preeminencia de primogénito, por el pecado que había cometido de haberse acostado con una de las mujeres de su padre Yaacov. Sin embargo no fue ni desterrado ni retirado de sus derechos, él y su descendencia obtuvo su territorio y todos los derechos y deberes com parte del pueblo de Israel.

Esto se nos enseña que a un hijo se le debe sancionar cuando comete un delito, pero no significa retirarlo, ni arrojarlo del seno de la familia. Debe recibir el castigo correspondiente según su delito y ése castigo debe servir para que corrija su error, para que reflexione y para que sea un ejemplo para la gente a su alrededor. Pero no descartarlo de su núcleo.

El video del Rabino Alfredo Goldschmidt, sobre los anteriores levim hoy son los pensadores y rebinos.



Números 1:18 → “Y a toda la asamblea congregaron en el primer día del segundo mes y se afiliaron según sus clanes y prosapias; con enumeración de nombres, desde edad de veinte años para arriba, por cabeza”.

Rashi explica que presentaron sus documentos genealógicos, así como testigos para confirmar su ascendencia, para ser inscripto cada uno como perteneciente a su tribu.

El rabino Marcos Edery explica que la traducción que dice “prosapias” es “Beit avotám”, o sea, casa de sus padres; de lo que se deduce que la filiación de los hijos para indicar su pertenencia a la tribu, o su condición de Cohen, Leví o Israel, se definía según la ascendencia paterna. Sin embargo, continúa Edery, según la Torah 24:10 donde dice “Salió el hijo de una mujer israelita y él era hijo de un hombre egipcio, entre los hijos de Israel…”, por lo que la halajá determina que la religión de un hijo lo determina la de la madre.

Esta reglamentación ha sido tan trascendental, tanto que aún hoy, después de tantos siglos, se puede saber quién es descendiente de sacerdotes (Cohanim), quién de la tribu de Leví y quién es Israel. Las personas conversas corresponden a la categoría de Israel, descendientes del resto de las tribus de Israel, y aun quienes hayan sido conversos a la fuerza en la época de la Inquisición, al retornar, y volver a sus ancestros, a pesar de haber sido descendientes de Cohanim o de Levitas, por tener la duda de con quién se han casado sus ancestros, serán Israel. Desde épocas bíblicas, la documentación y certificación ha sido de gran importancia.

Quien haya querido pertenecer al pueblo de Israel, ha llegado después de algún proceso de estudio y conocimiento, de práctica y amor al judaísmo. Cuando se pertenece, y obtiene su documento de guer, se le reconoce como judío. La persona con un documento en mano de Guiur, debería ser reconocida como judío junto con todos sus deberes y derechos; aquella autoridad que no lo reconoce o lo descalifica porque no le haya gustado el rabino que realizó el procedimiento, está procediendo en desacuerdo a la Halajá.



Números 1:19 → “Como había prescripto Ado-nai a Moshé, los contó en el desierto del Sinai”.

El Rabino Samson Raphael Hirsch, explica que este censo se llevó a cabo en el desierto donde la economía y la política no son relevantes. Este censo fue hecho parea el servicio de la Torah que fue entregada en el Sinai. El primer día del mes de Nisan, el Testimonio de la Torah fue entregado a Israel, como señal de que fueron purificados del pecado del becerro de oro, siendo el mismo desierto del Sinai el lugar ideal. Ahora en el primer día del mes de Iyar, todas las tribus, las familias y los hombres debían ser contados en beneficio de la Torah. Desde ese momento en adelante ellos se reunirán alrededor de la Torah como sus guardianes y como sus cuidadores.

Un censo, regularmente sirve para cuantificar pero también para catalogar, de ahí se extraen estadísticas y sirve para buscar equilibrar la economía de un lugar, consecuentemente este tema influye en las políticas a seguir para esta categorización de la economía. En el caso del pueblo de Israel, el censo servía para establecer la dedicación a las leyes que habían sido entregadas recientemente, la idea no era politizar, ya que no se necesitaban aún, líderes para elegir, no repartir una economía ya que esto ya estaba establecido y traía leyes para que cuando estuviesen en la Tierra de Israel, nadie padeciera de hambre ni de ninguna necesidad, eso establecía las leyes de la Torah, y es por eso que el censo se realizó en el desierto. No había influencias ni tendencias políticas, solamente justicia.



Números 1:20 “Fueron los hijos de Reubén, primogénito de Israel, su progenie, según sus clanes y prosapia. Con enumeración de nombres por cabeza. Todo varón de edad de veinte años para arriba, todo apto para el ejército”.

El Rabino Marcos Edery en una interesante explicación relata que Reubén es mencionado como primogénito para efectos del censo, ya que en verdad su padre Yaacov –Israel- le había desheredado de éste título por haber tenido relaciones con una de las mujeres de Yaacov. En su lugar, la primogenitura la había obtenido el hijo primogénito de su mejer amada Rajel, Yosef era el penúltimo hijo de Yaacov. –Crónicas 5:1- Más adelante el papel protagónico del pueblo de Israel fue desempeñado por Yehuda, el cuarto hijo de Yaacov, cuarto hijo de Leah. Esto desencadena poster4iormente trifulcas entre hermanos especialmente entre Efraim y Yehuda, ante esto, el profeta Isaías 11:13 predice: “Y se quitará el celo de Efraim y los adversarios de Yehudá serán truncados, Efraim no envidiará a Yehudá ni Yehudá hostigará a Efraim”.

Está establecido que el hijo primogénito debería recibir el doble de herencia que el resto de los hijos, aunque fuese un mal hijo. Pero hemos visto en muchos casos bíblicos que la herencia siempre se establece no exactamente con el hijo mayor, de ésta manera Abraham no fue elegido por Dios por ser el mayor de los hijos, Ishmael quien fue el hijo mayor de Abraham no tuvo ni la herencia física ni la continuidad de la elección Divina, sino su segundo hijo Isaac. Yaacov, quien fue mellizo de Esav, pero considerado el menor de ellos dos, fue el elegido por Dios para seguir la tradición Divina. Yaacov hace otro tanto con sus hijos. Esto enseña que la lógica puede estar muchas veces por encima de lo establecido. La idea de la Ley, no debe ser algo que agobie, elimine o dañe, la idea de la ley debe ser para la vida, para el bien y para servicio Divino, y ahí radica la riqueza e inteligencia de la cultura judía.

Que Dios nos de la claridad suficiente para ver claro y ajustar el mandato Divino con la intención del mandato.