2024-04-24 [Num. 979]


Parashat Sheminí

Distinguir entre lo puro e impuro

Este Shabat 27 de Adar II de 5784, 6 de abril de 2024, se leerá la Parashá de Sheminí “Octavo” del libro de Vaikrá. También será Shabat Hajodesh porque coincide con el cambio de mes a Nisán, siendo la última de las cuatro parashiot especiales. Se lee una parte especial de la Parashat Bo –Shemot 12:1 al 20-, que comienza con las palabras “Este mes es para ustedes el comienzo de los meses…”.

Resumen

Shemini

Después de los días de la investidura sacerdotal, al octavo día convocó Moshé a Aarón y a sus hijos, frente a los ancianos de Israel instruyéndolos cómo debían ordenar al pueblo para realizar las ofrendas por error, las ofrendas pacíficas y el ceremonial correspondiente.

Después de realizar Aarón lo ordenado, levantó sus manos hacia el pueblo y lo bendijo. Posteriormente, salen Aarón y Moshé a la Tienda de Reunión, bendiciendo al pueblo, que prorrumpió en alegría al ver el fuego que salía sobre el altar, revelándose la Gloria de Ado-nai y se prosternó el pueblo rostro a tierra.

Los hijos de Aarón: Nadab y Abihú colocaron sus propios inciensos ante Ad-nay, que era fuego profano pues no había sido establecido, salió un fuego y los consumió matándolos. Ante la explicación que le dio Moshé a Aarón, Aarón quedó en silencio. Ordenó Moshé a los primos de Aarón alzar a sus hermanos muertos frente al Santuario llevándolos fuera del campamento. Ordenó Moshé a Aarón y a sus otros dos hijos: Elazar e Itamar que no dejaran crecer su cabellera ni se rasgaran las vestiduras, tampoco podían salir de la Tienda de Reunión, para que no recayera sobre ellos la ira de Dios, pero toda la casa de Israel debía llorar por la quema que había hecho Dios.

Después de esto instruyó Moshé a Aarón y a sus dos hijos que cuando se acercaran a la Tienda de Reunión no debían beber vino ni licor alguno, como ley perpetua por generaciones.

Moshé ordenó a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar, comer en lugar santo el sacrificio del pueblo, pero no lo hicieron, se enojó Moshé pues ellos debían hacerlo para que Dios por medio de ellos perdonara a Israel sus iniquidades, Aarón le explicó a Moshé que el mismo día en que había perdido a sus hijos no debía realizar la expiación por el pueblo, pues quizás no sería bueno a los ojos de Dios y esto le pareció bien a Moshé.

Moshé indicó a Aarón para que instruyera al pueblo con respecto a qué animales eran kasher y cuáles no, con sus características correspondientes: se permite de la fauna que está sobre la tierra: aquellos de pezuña partida y rumiante. De los animales que están en las aguas: el que tiene aletas y escamas. De las aves no se permite: El águila, el quebrantahuesos, el águila marina, el buitre, el halcón, el avestruz, la lechuza, la gaviota, el gavilán, el búho, el somormujo, el ibis, el cisne, el pelícano el calamón, la cigüeña, la garza la abubilla y el murciélago. De todo insecto alado que anda sobre sus cuatro patas es abominable, pero el que tiene patas para saltar sobre ellas se permite, como la langosta de tierra y sus especies. De los animales prohibidos no se puede comer, son abominación y queda impuro, igualmente cualquier objeto que tocara su cadáver.

Todo lo que anda sobre sus palmas, los reptiles, todo lo que se arrastra y todo lo que tiene muchas patas, es abominable, no se debe ultrajar las almas, con todo reptil que se arrastra sobre la tierra.


El manejo del tiempo. Comentario de la Parashat Shemini por el Rabino Alfredo Goldschmidt del Centro Israelita de Bogotá.

Explicaciones

Levítico 9:18: “Inmoló el buey y el carnero, el sacrificio Shelamim, que era por el pueblo; le presentaron los hijos de Aarón la sangre a él y la echó sobre el Altar en derredor”.

Aranza Gleason, en su artículo “¡Qué nos define como judíos? La importancia de agradecer”, en el portal de Enlace Judío, explica que el agradecer permite poder apreciar la bondad oculta en las cosas y el mundo que nos rodea, construyendo un puente entre las personas y con Dios.

El sacrificio Shelamim era la ofrenda por agradecimiento. Es norma dar por hecho todo lo que se tiene, sea porque se está acostumbrado a tenerlo y parecería la forma cotidiana: caminar, comer, respirar, ver un paisaje… etc. Bien sea porque se piensa que se es lo que se merece, porque gracias al trabajo se obtuvo, o simplemente, se da por hecho y ya.

Los Cohanim ofrendaban agradecimiento a nombre del pueblo y el pueblo estaba enterado de ello. No siempre se agradece lo propio, se agradece también por el bienestar de quienes nos rodean y del propio pueblo.

El agradecimiento genera lazos de amor, amistad, comprensión y bondad y muchas veces va más allá de la misma justicia. Desde los comienzos de la legislación de la Torah, Dios enseña al hombre a entregar ofrendas de agradecimiento, no solamente simplemente agradecer con el corazón y las palabras. Este gesto enseñó al hombre que cuando se tiene un bien, el mejor agradecimiento es dar y éste sentido de dar, está legislado dentro de la halajá, en 8 grados de dar de acuerdo a lo establecido en el Shuljan Aruj de Yosef Caro. Pero principalmente es concientizarse de todo el bien que un hombre puede tener diariamente y que se da por hecho.

El agradecimiento al hombre y a Dios crea realmente vínculos emotivos que generan bien interno y a la humanidad.



Ver más explicaciones

Levítico 9:18: “Inmoló el buey y el carnero: el sacrificio Shelamim, que era por el pueblo; le presentaron los hijos de Aarón la sangre a él y la echó sobre el Altar en derredor”.

El tema de la sangre se hace repetitivo a través de la historia del pueblo de Israel, del pueblo judío. Principiando por el pacto de Abraham y su descendencia, con Dios, a través del Brith Milah, (circuncisión), el pacto de sangre. Posteriormente las ofrendas, como vemos en estos versículos de la Torah, donde se separaba la sangre del animal sacrificado y se vertía alrededor del Holocausto, o sea del Altar de las ofrendas. Recordamos la primera plaga en Egipto cuando Dios tornó en sangre las aguas del río y cuando a la salida de Egipto, las casas de los hebreos fueron marcadas con la sangre de los corderos sacrificados para comerlos.

La sangre es uno de los alimentos que están totalmente prohibidos ingerir a los judíos, de ahí que los hígados no se salan solamente como el resto de las carnes, sino que hay que quemarlos antes de prepararlos.

A veces se piensa que es que el judaísmo considera que la sangre es impura, pero si así fuera, de ninguna manera hubiera permitido Dios que se utilizara dentro del Altar de ofrendas.

¿Qué significa la sangre dentro de la ley judía, de la enseñanza Divina?, la sangre es el alma (Devarim 12:23), y ese es el motivo por el cual se nos prohíbe consumirla. No debemos consumir el animal con su alma. Se trata de una halajá (ley) ética y humana.

Así que podría decirse que comer la carne, es un regocijo para el cuerpo humano, pero consumirla con la sangre, es un abuso al animal y perjudica nuestra misma alma.

Rociar con sangre alrededor del Altar viene siendo un símbolo de la separación clara entre cuerpo y alma.



Levítico 9:17: “Ofreció la oblación, llenó la palma de su mano de ella y lo hizo consumir sobre el Altar, aparte del holocausto matutino”.

La Dra. Bárbara Ann Brennan, (autora de “Manos que curan”) después de su trabajo en la NASA creó una escuela de sanación, cuyos principios actualmente están muy difundidos por Estados Unidos y Europa, ella asegura que el organismo humano está constituido por campos energéticos que cambian constantemente.

La energía se concentra en las manos, de acuerdo a la teoría del Reiki y se transmite por medio de las manos.

En éste versículo, es interesante observar que Aarón tomó de la ofrenda llenando sus manos de ella para luego hacerla consumir en el Altar. Esas manos, después son las que bendecirían al pueblo de Israel de acuerdo a la tradición que enseña la Torah. Hoy los Cohanim de las comunidades, bendicen de la misma manera a sus congregaciones, por medio de sus manos en un ritual ya conocido por quienes ahn asistido a la sinagoga en éstas ocasiones.

De acuerdo a estudios de energía humana, las bendiciones de los Cohanim llenan de energías positivas y de salud a quienes las reciben.



En éste momento, el Cohen Gadol que era Aarón, al empezar con el ritual de ofrendas debía purificar a todo el pueblo de Israel y estaba realizando las cuatro categorías de ofrendas que Dios había ordenado, ya que Dios quería que el pueblo de Israel fuera un pueblo Santo pues Santo es El. Dios quería que el pueblo se sintiera cercano a Él y saber que estaba cercano su pueblo que había escogido. Posteriormente la ofrenda de Jatat, sería realizada individualmente por un pecado menor o por un error que indujo a un pecado y la persona ofrendante debía sentirse arrepentido.

El Rabino Marcos Edery expresa bellamente éste pensamiento en lo referente a lo que Dios espera de su pueblo: “… En esencia el pensamiento de la Torah en cuanto al ser humano y sus pasiones, Dios ha creado un mundo y una naturaleza capaces de brindar sustento y comodidad para que el ser humano pueda desarrollar una vida significativa en todas sus dimensiones, lo que necesariamente incluye la dimensión material y la espiritual. Sería mutilante eliminar o menospreciar cualquiera de las dos. El ser humano tiene el deber religioso de vivir en su sociedad y de usufructuar el mundo que Dios ha creado para él, dentro de los límites establecidos por la Torah. Pero como quiera que el ser humano está dotado de impulsos positivos y negativos y que el apasionamiento espiritual puede conducir tanto a excesos como a depresiones existenciales, la Torah, que se opone a una vida monástica o ascética, concede algo para moderar los impulsos - bien intencionados aunque excesivos - del individuo en el terreno de la práctica religiosa…”.

Acercase a Dios no implica una vida de abstinencia de ninguna manera, pero sí una vida racional, lógica, de sabiduría, de bondad y amor. De estudio y búsqueda de conocimiento, tanto en las letras sagradas de la Torah como en la ciencia y demás materias que se necesitan para manejar éste mundo y sus sociedades. Como seres humanos y frente a las posibilidades humanas en el mundo, puede existir la posibilidad de desvío, siendo o no intencional, Dios ofrece el recurso de modificar el comportamiento de una manera constante, no significa aislarse, significa aprender a manejar la vida con inteligencia y amor a Dios, conociendo y estudiando perseverantemente Su Ley.



Levítico 9:14 “Lavó las entrañas y las patas y lo hizo consumir junto al holocausto en el Altar”.

No son pocos los doctores que han demostrado la relación entre el cerebro y las entrañas. Van conectados y se defienden el uno al otro. Los expertos consideran que el sistema digestivo en un importante centro de procesamiento y decisión  a nivel emocional.

Moshé lavó cuidadosamente las patas y las entrañas del animal ofrendado, antes de hacerlas consumir por el fuego del holocausto. Este proceso simbólico ya anunciaba el control que el hombre debe tener sobre todas sus entrañas, hacerles caso cuando denuncian al cerebro algún malestar y actuar en forma correcta. Cualquier error podría causar una enfermedad o no evitarla, podría ser una enfermedad física o emocional. Esta ofrenda Hatat “por error”, podría ser un llamado de atención al error que el hombre puede cometer al no hacer caso a los llamados del cuerpo y a una conducta de higiene, alimentación y acción adecuadas.



Levítico 9:13 “Y el holocausto se lo presentaron, según sus trozos y la cabeza, y lo hizo consumir sobre el Altar”.

Muchos sabios de la antigüedad y rabinos en la actualidad, han llegado al acuerdo que el tema de las ofrendas de animales, que hoy parece algo inexplicable, al ocupar la mayor parte del libro de Levítico, que se enseña con lujo de detalles, debe tener representaciones profundas filosóficas y enseñanzas básicas. De ello se han destacado explicaciones actuales como las del rabino Samson Raphael Hirsch. Esta vez traemos al Rabino Rudman, en un artículo suyo publicado en Aishlatino.com.

Rav Zave Rudman -nacido en New York, recibió la zmijá como rabino de la Yeshiva de Chafetz Chaim, autorizada por el Gran Rabinato de Israel, además se tituló como Educador, en SUNNY. Educador en importantes seminarios- Explica Rudam que Dios no necesita las ofrendas, pues es Todopoderoso y todo lo tiene.

La palabra Korvan (que aparece traducida aquí como holocausto), no significa ni holocausto ni ofrenda ni sacrificio. Significa acercarse. El objetivo del hombre es esforzarse para acercarse a Dios tanto como le sea posible. Llevar un animal al Templo y elevar sus partes en el altar para Dios, declara nuestro deseo de llevar nuestra parte material más cerca de Dios… La Torá, la cual le fue entregada al hombre para que la cumpla en este mundo material, canaliza esa emoción mediante el llevar un animal en lugar de llevarse a sí mismo. La idea de las ofrendas nos enseña tomar lo físico —el cuerpo— y santificarlo.

Hay otro enfoque, que es el sentimiento de gratitud. Cuando queremos expresar nuestra gratitud, una de las maneras de hacerlo es dar alguna clase de regalo. Esta es la idea que hay detrás de una ofrenda de gratitud.

La ofrenda creó lazos emocionales entre el pueblo de Israel y Dios. Obviaba la sensación de la Shejiná –Presencia Divina-, los detalles meticulosos, hacían más reales y significaba más esfuerzo. El esfuerzo que una persona hace por algo o por alguien lo hace sentir más apegado, más responsable de ése alguien o de ése algo.

A partir del momento en el que el pueblo de Israel fue arrojado de su tierra ancestral -que posteriormente la denominaron Palestina-, y dejaron al pueblo de Israel con la Casa de Culto a Dios, el Templo de Jerusalem, destruido, y lejos de él, se reemplazó dicho culto de las ofrendas con tzedaká –caridad- a los necesitados y Tefilá –oración o rezos- de ahí la importancia de realizar éstas dos acciones con la máxima devoción posible y sabiendo por qué se está haciendo. Hay que realizarlo de manera que salga del corazón y del sentimiento, de otra manera no sería significativo ni reemplazaría las ofrendas que se entregaban a Dios.



Levítico 9:11 y 12 → Sobre la ofrenda que Moshé realizaba del buey y el carnero, como ofrenda por error. “Y la carne y el cuerpo quemó en el fuego fuera del campamento. Inmoló el holocausto y le presentaron, los hijos de Aarón, la sangre y la echó sobre el Altar en derredor”.

El Rabino Samson Raphael Hirsch explica, que normalmente la carne era comida por los Cohanim, quienes expiaban a nombre del pueblo de Israel, pero ésta vez la carne debía ser quemada al fuego fuera del campamento en un lugar puro, y esto era porque los Cohanim no habían sido totalmente puros, como para representar al pueblo de Israel, después de que, siendo líderes, habían pecado, por lo tanto mientras que la carne de la ofrenda de Hatat (por error), es comida por los Cohanim, ésta ofrenda por Pnimot, en especial, debía ser quemada fuera del campamento en un lugar ritualmente puro.

Algunos exégetas, querían referir al concepto de alma y cuerpo, representando la sangre, como el alma, la cual sí era quemada en el Santuario del Templo, pero la carne, representando la acción física pecaminosa, como algo que había que retirar y alejar del lugar sagrado donde estaba el alma purificándose.

La inclinación del hombre hacia la seducción del cuerpo, ya sea alimentaria, sexual o idólatra, que puede ser controlada por la razón. El dominio de la razón sobre la inclinación al mal, de la inteligencia sobre la tendencia, del intelecto sobre lo externo, es la imagen del alma perfecta. Esto no significa, en absoluto, dejar de sentir placer, o dejar de disfrutar la vida, siempre y cuando, se mantengan normas morales, de amor, de respeto, de integridad, según la ley judía que nos indica el camino a seguir en éste mundo de tendencias que se salen de lo moral y recto y además se justifican.

Que tengamos la capacidad de distinguir entre el bien, lo cual nos traerá paz y tranquilidad, y el mal, disfrazado de bien, lo cual nos traerá dolor y pena.



Levítico 9:8 → “Se acercó Aarón al Altar e inmoló al becerro como sacrificio Hattat para él”.

El sacrificio de Hattat correspondía al sacrifico de perdón por haber cometido error. Recordando que Aarón había manufacturado el becerro de oro al ver que Moshé se demoraba en bajar con las Leyes, a Aarón le correspondía hacer el sacrifico por él antes que hacer el sacrifico de perdón por error para el pueblo. El rabino Samson Raphael Hirsch explica que para el pueblo eran socios en el pecado de Aarón, ya que forzaron su voluntad sobre él. Así, el pecado de la gente misma fue expiado por la ofrenda del pueblo, mientras que su participación en el pecado, de Aarón, fue expiado por la ofrenda de Aarón.

Un líder puede conducir a todo un pueblo a hacer el mal incluso involuntariamente, y esto ocurre cuando no tiene una buena asesoría de una persona justa, inteligente y con las características que debe tener un hombre de ciencia y espiritualidad. Lo más importante es reconocer el error tanto por parte del líder como por parte del pueblo que lo cometió, realmente arrepentirse del hecho y retomar el camino de la justicia y la verdad. En la historia tenemos ejemplos clásicos y dramáticos, de líderes y pueblo pidiendo perdón a los judíos por actos violentos cometidos por la Inquisición, Cruzadas u Holocausto. Algunas veces, los pedidos de perdón resultan ser hipócritas cuando nuevamente atacan física o verbalmente a los judíos que viven fuera de Israel y acusan a Israel con falsedades como ha ocurrido en las Naciones Unidas.

Que Dios ilumine la mente y el alma de líderes y pueblos para que pronto haya justicia en el planeta y la verdad le dé paso al desarrollo del bien, de la ciencia y de la sabiduría.



Levítico 9:9 → “Le acercaron los hijos de Aarón la sangre a él, untó su dedo en la sangre y puso sobre los cuernos del Altar, mientras que la sangre vertió sobre la base del Altar”.

Son pocos los comentarios con respecto al significado de los cuernos del Altar, debido a la dificultad de adaptarlos a algún símbolo, pues en la Torah solamente se describen los cuatro cuernos colocados en las puntas del altar de sacrificios y cómo Aarón untaba de sangre estos cuatro cuernos, muy difícil de explicar.

Sin embargo encontré algunas alusiones al tema en Reyes I cap. 1:50-51 que dice: “Adonias también temía a causa del Rey Salomón y levantándose fue y se asió a los cuernos del Altar, y fue dado aviso a Salomón diciendo: He aquí que Adoinas teme al Rey Salomón y he aquí que se ha asido a los cuernos del Altar y dice: Júreme hoy el Rey Salomón que no ha de matar a espada a su siervo”. El Rey salomón contestó que si él demostraba que era un hombre de bien no lo mataría, pero si se hallara maldad en él no se salvaría.

El otro ejemplo que leímos fue en Jeremías 17:1 que dice: “El pecado de Yehuda –los descendientes de Yehuda una de las tribus de Israel- está escrito con punzón de hierro y con punta de diamante; grabado está sobre la tabla de su corazón y el los cuernos de sus altares”. En este caso no se refiere al cuerno del Altar del Mishkán ni del Templo de Jerusalem sino a los cuernos que colocaban en altares profanos. El pecado de Yehuda consistía en aferrarse a otros dioses.

Y otro: en Reyes I cap. 2:28 al 34 que dice: “Cuando las noticias llegaron a Joab (porque Joab había seguido a Adonías, aunque no había seguido a Absalón), Joab huyó a la tienda del Señor y se asió de los cuernos del altar. Y se le informó al rey Salomón que Joab había huido a la tienda del Señor, y que estaba junto al Altar. Entonces Salomón envió a Benaía, hijo de Joiada, diciendo: Ve y arremete contra él. Benaía entró en la tienda del Señor y le dijo: Así ha dicho el rey: `Sal de ahí. Pero él dijo: No, pues moriré aquí. Benaía llevó la respuesta al rey, diciendo: Así habló Joab y así me respondió. Y el rey le dijo: Haz como él ha dicho; arremete contra él, mátalo y entiérralo, para que quites de mí y de la casa de mi padre la sangre que Joab derramó sin causa. El Señor hará volver su sangre sobre su propia cabeza, porque él arremetió contra dos hombres más justos y mejores que él y los mató a espada sin que mi padre David lo supiera: a Abner, hijo de Ner, comandante del ejército de Israel, y a Amasa, hijo de Jeter, comandante del ejército de Judá. Su sangre, pues, recaerá sobre la cabeza de Joab y sobre la cabeza de su descendencia para siempre; pero para David y su descendencia, para su casa y su trono, haya paz de parte del Señor para siempre. Entonces subió Benaía, hijo de Joiada, arremetió contra él y lo mató; y fue sepultado en su casa en el desierto”.

Con esto se podría concluir que era de usanza antigua, colocar cuernos en el Altar y depender del poder Divino (en el caso del Altar de Dios) o del poder de dioses extraños (en el caso de los altares profanos). Y las decisiones eran tomadas por el poder humano, después de una revisión de los actos y llegado a una conclusión de justicia.

Los cuernos representan la fuerza del animal y su arma defensiva, eran untados con la sangre que representa el alma –por eso no comemos el pueblo de Israel la sangre de los animales-. Es una mixtura entre la fuerza física y la fuerza espiritual, por eso era común encontrar que personajes se asieran a estos cuernos para demostrar que la fuerza que habían utilizado había sido con buena intención y no por maldad. Después de una investigación de los actos el gobernante llegaba a la conclusión si era justo que se salvara el personaje o no.



Levítico 9:10  “Y el sebo y los riñones y el lóbulo cuadrado del hígado del sacrificio Hattat, lo hizo consumir en el Altar, como había prescripto Ado-nai a Moshé”.

En un interesante artículo escrito del Rabino Yerajmiel Barylka sobre arrepentimiento (baal teshuvá), titulado Perdón, contrición y arrepentimiento en la tradición judía  trae las palabras de Maimónides que dicen: Maimónides (11). Baal Teshuvá La noción de Baal Teshuvá –quien ha regresado de sus faltas-, es tan grande que nuestros sabios afirmaron que en el lugar (el nivel espiritual) donde se encuentra esa persona es más elevado que el de un justo que no hubiera pecado. Y ello se comprende ya que quien llevó a cabo alguna actividad prohibida o indeseada, puede quedar con el hábito de regresar a ella, añorando el eventual placer que pudo darle. Reprimir o sublimizar acciones pasadas provoca un esfuerzo muy duro. Cada uno de los pasos del proceso puede ser independiente del otro: El pesar puede ser sincero sin el compromiso de cambiar, se puede decidir cambiar sin asumir el dolor por la acción, se avanza en la acción pero no se confiesa. Sin embargo, esa independencia no anula su validez. Las normas de teshuvá son diferentes si las acciones realizadas fueron deliberadas o por negligencia o error. El concepto de Baal Teshuvá, sin embargo no debe ser aplicado a las personas que no fueron observantes por ignorancia o por no haber sido educados en el cuidado de los preceptos. En este trabajo usaremos indistintamente los términos teshuvá y arrepentimiento, sólo para facilitar la fluidez del texto. Aunque no son equivalentes”.

El Rabino Barylka trae los pasos a seguir que él considera son ideales para llegar al arrepentimiento: Los principios de la teshuvá son: 1) abandonar el pecado y retirarlo incluso del pensamiento, 2) decidir con todo el corazón no ser reincidente en el futuro, 3) arrepentirse sinceramente por el pasado, 4) confesar con sus labios. La teshuvá depende del deseo sincero de no tropezar nuevamente con el pecado. El término teshuvá, debe entenderse como la acción de aceptar, con dolor, el haber cometido un error, y regresar a las buenas acciones, después de asumir la decisión de cambiar radicalmente la conducta equívoca, y confesar la acción.

A este texto yo agregaría que antes hay que reconocer que la acción cometida fue un pecado y para poder identificarla es necesario haber estudiado o comprendido las normas básicas morales y legales del judaísmo. 

Hemos hablado anteriormente sobre el pecado y la ofrenda Hattat, para reivindicar todo pecado cometido. Hemos aprendido que para que esa ofrenda fuese efectiva, una persona debía arrepentirse del pecado que cometió y el Cohen realizaría dicho ritual de manera efectiva. Lo que no se explica en ningún lado, es cómo manejar un sentimiento de arrepentimiento. Se habla de temor a Dios, y si, el temor es un método efectivo, sin embargo puede que la persona no esté convencida de la decisión que tomó, pues lo hizo por temor y no por convicción, de tal manera, cuando no tiene la presión encima del temor, vuelve a su convicción. En la Torah está escrita la fórmula muy claramente: se trata de la misma Torah, y Dios pide que se estudie y se aplique la Torah, ya que n está encima en los cielos ni debajo de la tierra. Es factible, o sea: el estudio de la Torah da la explicación y la llave para descubrir lo que es bueno y lo que es incorrecto, lo que hace daño y lo que es justo. Hoy no existen las ofrendas de Hattat ni ninguna otra, sin embargo se puede llegar al estado en el que se debe estar a través de la razón y el estudio a profundidad.

Quiera Dios que cada uno llegue a la reflexión profunda a través de las enseñanzas de la Torah y sus sabios de todos los tiempos.


Levítico 9:10  “Y el sebo y los riñones y el lóbulo cuadrado del hígado del sacrificio Hattat, lo hizo consumir en el Altar, como había prescripto Ado-nai a Moshé”.

En un interesante artículo escrito del Rabino Yerajmiel Barylka sobre arrepentimiento (baal teshuvá), titulado Perdón, contrición y arrepentimiento en la tradición judía  trae las palabras de Maimónides que dicen: Maimónides (11). Baal Teshuvá La noción de Baal Teshuvá –quien ha regresado de sus faltas-, es tan grande que nuestros sabios afirmaron que en el lugar (el nivel espiritual) donde se encuentra esa persona es más elevado que el de un justo que no hubiera pecado. Y ello se comprende ya que quien llevó a cabo alguna actividad prohibida o indeseada, puede quedar con el hábito de regresar a ella, añorando el eventual placer que pudo darle. Reprimir o sublimizar acciones pasadas provoca un esfuerzo muy duro. Cada uno de los pasos del proceso puede ser independiente del otro: El pesar puede ser sincero sin el compromiso de cambiar, se puede decidir cambiar sin asumir el dolor por la acción, se avanza en la acción pero no se confiesa. Sin embargo, esa independencia no anula su validez. Las normas de teshuvá son diferentes si las acciones realizadas fueron deliberadas o por negligencia o error. El concepto de Baal Teshuvá, sin embargo no debe ser aplicado a las personas que no fueron observantes por ignorancia o por no haber sido educados en el cuidado de los preceptos. En este trabajo usaremos indistintamente los términos teshuvá y arrepentimiento, sólo para facilitar la fluidez del texto. Aunque no son equivalentes”.

El Rabino Barylka trae los pasos a seguir que él considera son ideales para llegar al arrepentimiento: Los principios de la teshuvá son: 1) abandonar el pecado y retirarlo incluso del pensamiento, 2) decidir con todo el corazón no ser reincidente en el futuro, 3) arrepentirse sinceramente por el pasado, 4) confesar con sus labios. La teshuvá depende del deseo sincero de no tropezar nuevamente con el pecado. El término teshuvá, debe entenderse como la acción de aceptar, con dolor, el haber cometido un error, y regresar a las buenas acciones, después de asumir la decisión de cambiar radicalmente la conducta equívoca, y confesar la acción.

A este texto yo agregaría que antes hay que reconocer que la acción cometida fue un pecado y para poder identificarla es necesario haber estudiado o comprendido las normas básicas morales y legales del judaísmo. 

Hemos hablado anteriormente sobre el pecado y la ofrenda Hattat, para reivindicar todo pecado cometido. Hemos aprendido que para que esa ofrenda fuese efectiva, una persona debía arrepentirse del pecado que cometió y el Cohen realizaría dicho ritual de manera efectiva. Lo que no se explica en ningún lado, es cómo manejar un sentimiento de arrepentimiento. Se habla de temor a Dios, y si, el temor es un método efectivo, sin embargo puede que la persona no esté convencida de la decisión que tomó, pues lo hizo por temor y no por convicción, de tal manera, cuando no tiene la presión encima del temor, vuelve a su convicción. En la Torah está escrita la fórmula muy claramente: se trata de la misma Torah, y Dios pide que se estudie y se aplique la Torah, ya que n está encima en los cielos ni debajo de la tierra. Es factible, o sea: el estudio de la Torah da la explicación y la llave para descubrir lo que es bueno y lo que es incorrecto, lo que hace daño y lo que es justo. Hoy no existen las ofrendas de Hattat ni ninguna otra, sin embargo se puede llegar al estado en el que se debe estar a través de la razón y el estudio a profundidad.

Quiera Dios que cada uno llegue a la reflexión profunda a través de las enseñanzas de la Torah y sus sabios de todos los tiempos.