2024-04-19 [Num. 979]


Parashat Shoftim

Jueces y juicios

Este Shabat 2 de Elul de 5783, 19 de agosto de 2023, se leerá la Parashá de Shoftim “Jueces”, del libro de Devarim, corresponde también al cuarto Shabat de consuelo en el que se lee en la Haftará, las palabras del profeta Isaías transmitiendo las palabras Divinas: “Yo, Yo soy el que os consuela a vosotros”: Anojí, Anojí hú menajemhem.

Resumen

Cohen

Presenta Moshé la Ley de elegir jueces en todas las ciudades y perseguir la justicia afanosamente. Destaca la prohibición de aceptar soborno ni tener árboles o estelas para adorar; quien lo haga se le enjuiciará. Solamente se le aplicará pena de muerte si hay dos o más testigos, no será así por solo un testigo. Los casos difíciles de aclarar debían ser llevados al Cohen o al juez que hubiere en aquellos días y se habrá de cumplir su sentencia.

Dios advierte al pueblo que el día que eligiera un rey para gobernar sobre él, éste debería ser elegido por Dios y pertenecer al pueblo de Israel. Las condiciones para ser Rey eran rígidas con el objetivo de que no se desviara su conducta: no debía tener muchos caballos, ni muchas mujeres, además deberá reescribir ésta Torah y estudiarla diariamente.

El Cohen y la tribu de Leví, debían vivir de las ofrendas llevadas pues no tenía parte de la tierra en herencia, su herencia es Dios.

Destaca la prohibición de sacrificios humanos, la adivinación, el espiritismo y todo lo que tiene que ver con sortilegios, magia, etc. Siendo esto abominación para Dios.

Dios dice que hará surgir profeta en Israel y que éste sería reconocido porque su profecía sería verdadera, Dios daría consejo a Israel por medio del profeta pero el profeta no debía atribuirse a sí mismo la profecía ni cambiar nada de ella, so pena de muerte.

Reitera sobre las leyes de tener ciudades de refugio para homicidas involuntarios, pero advierte que el que es hallado culpable debe tener dos o tres testigos y debe ser castigado. El falso testigo también merece ser castigado para que no se derrame sangre inocente entre Israel y extirpar el mal de en medio del pueblo.

Cuando se tenga que salir a la guerra y se vea a los adversarios más poderosos, no hay que temerles, pues Dios está con Israel. El cohen deberá hablar con el pueblo y darle fortaleza con sus palabras, explicándoles que Dios está con Israel, para salvarlo.

Las siguientes personas estaban exentas de ir a la guerra:

- Los que habían edificado casa y aún no la habían inaugurado.

- Los que habían sembrado un campo y aún no lo habían usufructuado.

- Los que se habían comprometido pero aún no se habían casado.

- Los que tenían mucho miedo de ir a la guerra, para no debilitar el corazón de sus hermanos.

Antes de enfrentar una ciudad, había que dirigirle un llamado por la paz, si éste era aceptado, sus habitantes debían quedar al servicio de Israel, de lo contrario, debían atacarla, preservando a mujeres, niños, animales, árboles y objetos, que serían para Israel. Pero de los pueblos corruptos con idolatría que Dios ordenó destruir, habría que destruirlo todo excepto los árboles.

Cuando se encuentre un cadáver, hay que enjuiciar y ejecutar al asesino, para que no sobreviva la maldad entre el pueblo de Israel, pero si no se hallare al culpable del asesinato, se debía realizar un ceremonial especial para que Dios absuelva al pueblo inocente y no lo haga recaer por culpa de sangre inocente.


¿Que dice el judaísmo sobre espiritismo y futurología? Comentario de la Parashat Shoftim por el Rabino Alfredo Goldschmidt del Centro Israelita de Bogotá.

Explicaciones

Deuteronomio 17:11:  “De acuerdo con la Torah que te hayan de enseñar y según el juicio que ellos te digan habrás de hacer, no te apartes de la sentencia que te habrán de aclarar ni a derecha ni a izquierda”.

Varias son las interpretaciones de éste importantísimo versículo, que puede afectar la creencia en el halajá y confundir las determinaciones rabínicas por sus diferencias.

Rambán  (Najmánides), explica que la mitzvah de obediencia a la Corte Suprema (religiosa, hoy sería el Beit Din Hagadol formado por sabios y entendidos de la Torah), es imperiosamente necesaria, y como no todas las opiniones coinciden en su interpretación, se pueden incrementar las divergencias ramificándose y convirtiéndose entonces en varias Torot. Por eso la Escritura nos ordena obedecer el Beit Din Hagadol, que sesiona ante Dios en el lugar que Él habrá de elegir. Esta tradición viene desde Moshé quien la recibió por revelación Divina, por eso hay que acatar a los maestros de la Corte Suprema, aunque parezca que las decisiones se están invirtiendo a la derecha o a la izquierda, pero más aún cuando digan que la derecha es la derecha y la izquierda es la izquierda. (Tomado del jumash traducido por el rabino Marcos Edery).

En la actualidad el Beit Din de cada país se suscribe a la legislación donde se vive. El Beit Din de una comunidad tiene reconocimiento dentro del círculo de la comunidad y debe obedecerse sus determinaciones. Los Batei Din de cada comunidad deben estar formados por tres jueces cuyas características de conocimiento de Halajá sean como las que la Torah plantea que deben tener los jueces, escogidos por el rabino de la comunidad.

Cada comunidad debe formar un tribunal de tres hombres conocedores y observantes, que no tengan ninguna relación con la persona sometida al juicio, que no se dejen sobornar, que no sean parciales ni política ni socialmente, que no sean emocionales o se dejen llevar por sentimientos. Las características se encuentran determinadas en el Shuljan Aruj.



Ver más explicaciones

Deuteronomio 17:10: “Y habrás e hace según la sentencia que ellos te aclaren a ti, desde el lugar aquél que habrá de elegir Ado-nai y cuidarás para cumplir de acuerdo a todo lo que ellos te hayan de enseñar”.

El rabino Marcos Edery, trae una de las explicaciones, comentando que los sabios del Talmud amplían diciendo que el Beit Din Hagadol (Tribunal Mayor de Jerusalem) y más tarde los del Sanedrín, tienen la facultad de establecer enmiendas y decretos, para preservar y hacer efectivo el cumplimiento de las mitzvot, debiendo el juez subalterno y el resto del pueblo aceptarlas de buen grado.

Hoy, en muchas ciudades el mundo, donde hay comunidades, se puede crear un Beit Din, con personas que tienen características de conocer la Halajá, rectitud, justicia y una conducta de vida limpia. Basados en éste entendimiento, n o es suficiente la ley básica, cada caso hay que adaptarlo al concepto, lugar, época y juicio del Beit Din. Por eso que dice el versículo: “...que ellos te aclaren”, pues la ley básica no siempre se puede aplicar a todos los casos por igual.

También dice: “…desde aquél lugar que habrá de elegir Ado-nai” y no dice directamente la tierra de Israel, porque la ley se debe aplicar en cada lugar del mundo donde hay comunidades judías.

También dice: “…lo que ellos te hayan de enseñar”, si la ley ya estaba dada, esto supone que cada caso tiene sus diferencias, como se diría de manera coloquial: “cada caso tiene sus soles y sus bemoles”.

Un ejemplo clásico: no es el mismo delito matar por accidente, por venganza, por crueldad, por ignorancia, por temor, por defensa, por equivocación, por locura… etc., cada una de estas acciones son diferentes delitos a los que les corresponde diferentes actos punitivos (o no).



Deuteronomio 17:8: “Cuando te quedare oculto a ti un caso para juicio entre sangre y sangre, entre pleito y pleito o entre herida y herida, casos de controversias en tus ciudades, te levantarás y ascenderás al lugar que habrpa elegido Ado-nai tu Dios”.

A partir de éste versículo, la indicación llevaba a los Cohanim quienes debía resolver los casos más difíciles y de controversia, sin embargo algunos casos era dificultosa la decisión, entonces cada crimen que aparentemente quedara impune, era castigado por la mano Divina, éste castigo se llama Caret.

El Rabino Guido Cohen explica: Caret es una de las penas capitales que existen en la Torah. Esta pena no es ejecutada por cortes terrenas sino celestiales. Los exégetas han discutido su significado y arriesgado varias opiniones sobre su significado como “morir joven”, “Ser espiritualmente cortado de la comunidad”, “Perder la porción en el mundo venidero”, etc. A  esto, el rebino Alfredo Goldschmidt agrega que solo sabemos que es un castigo muy doloroso y nos aleja del resto del pueblo. (Respuestas tomadas de Hashavúa, “El Rav Sabe”).

Aquello que aparentemente queda impune, realmente queda en manos Divinas. Varios sabios concuerdan que es preferible el castigo humano, que se limita al tiempo que vivimos e la tierra, que el castigo Divino, que está relacionado con la eternidad del alma.



Deuteronomio 17:7: “La mano de los testigos se levantará contra él, en el comienzo, para ajusticiarlo, o la mano de todo el pueblo, a la postre y extirparás el mal de en medio de ti”.

El Rabino Menahem Rapaport (Italia, siglo XV, autor de Minhah Belulah) demuestra en una larga explicación que este procedimiento, se dirigía a que los testigos (debían ser dos o más) fueran muy escrupulosos en su testimonio, del delito de idolatría cometido, al ser ellos los enjuiciadores se pretendía desalentarlos frente al falso testimonio.

La idea de extirpar el mal de en medio de ti, está repetida varias veces en la Torah, no hay registros de pena de muerte a mano del hombre, pero hay historia judía frente a la cual el pueblo de Israel fue expulsado de su tierra, la tierra que Dios le había prometido a los ancestros: Abraham, Isaac y Jacob, y éste castigo fue claramente por la flexibilidad que hubo dentro del pueblo de Israel frente a la filtración de idolatría en la tierra prometida. Esta ley de idolatría, parecería ser la más estricta de todas las leyes Divinas.

Desde 1948, el pueblo de Israel regresó a su tierra, Dios aplanó el camino y aunque no fue fácil ni lo es aún hoy, la tierra ha florecido, tal como los profetas habían alcanzado a advertir miles de años atrás. Cada vez se ve mejor el panorama, pero esperamos con ansias que llegue el momento de total pacificación de la región, que termine el odio entre hermanos, y que se extinga finalmente la maldad sobre el mundo tan hermoso que Dios creó.



Deuteronomio 17:6 “Por la palabra de dos testigos o de tres testigos, será muerto el condenado a muerte; no podrá ser muerto por palabra de un testigo único”.

El Talmud dice que en la etapa del segundo Templo si un Sanedrín ejecutaba a dos reos en 50 años, era considerado un Sanedrín asesino. Por lo tanto se puede interpretar que fueron muy pocos casos que cumplía ésta ley de pena de muerte (Rav Alfredo Goldschmidt).

De acuerdo a la explicación del Rabino Marcos Edery, explica que si un grupo de dos testigos refutan el testimonio de uno de los que atestiguaron en contra, el testimonio contra el culpado queda anulado. La corte también puede invalidar el testimonio de uno de los dos testigos contra el acusado.

En Israel se ha aplicado una sola vez la pena de muerte, ocurrió en el caso del criminal de guerra Nazi Adolf Eichman, luego de un intenso juicio público el 15 de diciembre de 1961.

Según el redactor en Jefe del JNS, Jonathan S. Tobin, (Elmedio.io) “Israel ha sido escenario de numerosos asesinatos masivos perpetrados por terroristas. Pero ninguno de estos ha sido ejecutado; es más, muchos han sido liberados a fin de obtener la liberación de israelíes apresados por otros terroristas, como el soldado Guilad Shalit. En 2011, el Gobierno israelí intercambió 1.027 prisioneros para conseguir la libertad de Shalit; entre ellos había 280 condenados a cadena perpetua por su implicación en crímenes terroristas. El espectáculo de ver salir así de prisión a tantos criminales con sangre en las manos contribuyó a generar apoyo a una ley que garantice que ese tipo de asesinos pague el precio definitivo, no que languidezcan en prisión a la espera del siguiente intercambio”.

Gabriel Ben Tasgal, entrevistado por Radio Jai, explicó que con el asesinato reciente de una chica israelí, se volvió a plantear la pena capital en Israel que aún no ha sido aprobada. La autoridad palestina paga mucho dinero mensualmente a los que maten judíos en Israel, a más cantidad de muertos israelíes, mejor será la paga.



Deuteronomio 17:5 “Habrás de sacar al hombre aquél o a la mujer aquella, los que han hecho la cosa mala ésta, a tus audiencias, al hombre o a la mujer y los lapidarás con ´piedras y morirán”.

La punición de lapidación hasta la muerte por idolatría, de acuerdo a la Torah, se estableció en el caso que hubiese al menos tres testigos que vieron a la persona realizar el culto. La mayoría de los cultos idólatras, en la antigüedad, incluían hasta sacrificios humanos y otras manifestaciones sanguinarias y horrorosas. Si éstos cultos no se erradicaban definitivamente, probablemente, con el pasar del tiempo, se hubiesen vuelto parte de la cultura judía, convirtiéndose en una cultura sanguinaria. Este ritual inhumano y hasta asesino, había que prevenirlo de cualquier manera. De acuerdo a la historia judía, no hubo casos de pena de muerte jamás, pero la sola idea del castigo de lapidación, marcó la tendencia de nunca realizar actos sanguinarios como los que se utilizaban antiguamente en los cultos idólatras. Aún hoy existen cultos que incluyen acciones horrendas como tajarse la cabeza hasta sangrar, hacerlo a los bebés, darse latigazos hasta sangrar, cortarse los dedos y hasta sacrificios humanos. No es eso lo que Dios quiso que su pueblo hiciera. Por eso había que prevenirlo con fuertes advertencias de castigo.



Deuteronomio 17:2 → “Cuando se hallare en medio de ti, en una de tus ciudades que Ado-nai tu Dios te concede a ti, hombre o mujer que hiciere lo malo a ojos de Ado-nai tu Dios, para transgredir tu pacto”.

El Rabino Samson Raphael Hirsch explica que la escritura se dirige a la comunidad nacional donde el delito se comete en la tierra, "en medio de la nación", (o sea en la tierra de Israel). La nación tiene la obligación de defender la Torah en contra de sus violadores. Este deber recayó sobre la comunidad nacional, a sus miembros como testigos, por representantes de la nación, o los delegados de sus representantes, como tribunales de justicia.

El cumplimiento de las leyes recae sobre todo el mundo sea mujer u hombre, y los mismos ciudadanos tienen el deber de hacer cumplir las leyes y no permitir que la injusticia, la idolatría y todo lo que vaya en contra de la Torah, se permita en la tierra de Israel. Los sistemas legislativos habían sido entregados. El sistema ejecutivo debía ser organizado, supervisado y aplicado, y el sistema judicial debía funcionar correctamente. La ley es para todos los que viven en la tierra de Israel.



Deuteronomio 17:4 “Y fuere anunciado y lo oirás y habrás de inquirir diligentemente, y he aquí que es verdad, ha quedado establecida la cosa: se ha hecho la abominación en Israel”.

El Rabino Samson Raphael Hirsch en un extenso comentario, explica que la Torá afirma que la primera tarea de la corte es examinar a los testigos, cuyos testimonios forman la base para el procedimiento penal judío. Hirsch plantes una serie de condiciones que deben tener los testigos y sus testimonios, entre esto, explica que el juicio consiste que a los testigos se les planeta diversas preguntas que necesariamente tienen que responder. Si alguno de ellos responde “no se” a alguna de las preguntas, su testimonio queda inválido. También si las respuestas de un testigo es contradictorio con las de otro testigo, quedan invalidados estos testimonios. Continúa Hirsch exponiendo cada pauta que debe seguir el juez para tomar una determinación final.

En el caso de éste versículo se trata del crimen de idolatría considerado el crimen más grave en la Torah, al que se le impone una condena punitiva muy fuerte. En el versículo vemos que el juez ha recibido noticias de diversas fuentes acusativas. La ley judía ordena la investigación con varios testigos, de tal manera que quede totalmente comprobado, y cuando hay una duda, se le da el beneficio de la duda y no es condenado el acusado. El juez debe tener varias condiciones morales, intelectuales y emocionales que lo validan al igual que los testigos.

Esto se aplica también en cualquier caso de Lashón Hará, -hablar mal de alguien-, una persona no debería dejarse llevar por habladurías sobre nadie y si se trata de algún aspecto que le afecte directamente debe indagar suficientemente hasta llegar a la verdad de manera certera. Lashón Hará también tiene sus leyes, y determinar cuándo es necesario hablar o acusar.



Deuteronomio 17:3 → “Y que haya ido y que haya adorado otros dioses y que se haya prosternado ante ellos; o al sol o la luna, o a todas las huestes del cielo, lo que Yo no he ordenado”.

El Rabino David Ben Israel, de “Judaísmo Virtual” trae las palabras de Rabí Pinjas a nombre de Rabi Yehuda Bar Shimón que dice: Los objetos a los cuales los idólatras les rinden culto, se ven cercanos, pero en realidad están bien lejos. ¿Por qué decimos esto? Porque la persona que desea adorar una estatuilla, debe invertir dinero para construirla, luego la debe cargar sobre su hombro, para llevarla a su casa, o al lugar de adoración. Una vez que llegó y se encuentra junto con su dios en la casa, le suplicará hasta desvanecer, pero el ídolo no oirá su súplica ni le salvará de su aflicción.

Sin embargo, el Eterno, se ve lejano, pero la realidad es, que no hay algo más cercano a nosotros que Su presencia.

La orden más recalcada que aparece en la Torah, es la prohibición de la idolatría. La idolatría, no es solamente las imágenes y estatuas a las cuales se les rinde culto, también son árboles, astros, animales y personas, ya sean vivas o que hubiesen ya fallecido.  Esta idolatría es el culto a la ignorancia; esperar que una piedra, astro, animal o vegetal haga un milagro determinado es infantil e iluso. Esperar que una persona –aún un profeta- hiciese milagros, también lo es. Todo está en manos de Dios. También el balance se da al tener el hombre libre albedrío, pero los resultados finales están en manos Divinas. El hombre puede construir una torre alta, y parecería ser un hecho excelente y sorprendente, algo que va a beneficiar al mundo, pero Dios, puede ver que el resultado de esa construcción sería catastrófico para la humanidad y por eso destruirlo, por lo cual la gente podría llorar y preguntarle a Dios “¿por qué?”, -ver la historia de la Torre de Bavel-. No se mueve ni una hoja de árbol sin que Dios lo sepa y lo permita. Dios permite la maldad, corrupción y la idolatría porque corresponde al libre albedrío del cual nos dotó, no somos robots. Al final, que puede ser inmediato o postrero, el resultado es la consecuencia de estas acciones.

En resumen: promover la ciencia, con el objetivo de hacer el bien a la humanidad es una acción que Dios aplaude, dirigir la inteligencia hacia lo ilógico e irracional como la idolatría, no causa ningún efecto y puede ser dañino por lo mismo. Establecer una fuerte conexión con el Creador del mundo, con Dios, emite el ánimo, la energía y la potencia que el hombre necesita para comprender los hechos y seguir adelante. Hace falta estudiar y tratar de comprender.