2024-04-20 [Num. 979]


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Columnistas  - Rabino Eliahu Birnbaum

Rabino Eliahu Birnbaum

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Por Rabino Eliahu Birnbaum
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El Rabino Birenbaum es el fundador y director del Instituto de AMIEL –preparación para rabinos y líderes espirituales-, Dayán -juez en el Tribunal Rabínico Superior del Rabinato de Israel, rabino de Shavei Israel y autor de varios libros de temática judía.

¿Quién puede participar del Seder?

2020-08-26

Pesaj2

Pesaj en general y la noche del Seder en particular, tanto en Israel como en la diáspora, resulta ser una fiesta "afortunada". Multitud de judíos, incluidos los más asimilados asisten en la noche del Seder a la casa de familiares o amigos e incluso ven la participación en la ceremonia como un elemento importante de identidad personal y de educación judía para las próximas generaciones. Una investigación llevada a cabo por el Centro Gutman en el año 2000 señaló que un 85% de los israelíes judíos realiza Seder de Pesaj y un 62% de estos participan de uno que se lleva a cabo de acuerdo con la halajá. Esto significa que una parte significativa del público denominado secular o tradicionalista participa de una ceremonia esencialmente religiosa. El informe del instituto PEW recientemente publicado en los EE. UU. indica que un 70% de los encuestados respondieron haber participado de un Seder de Pesaj en el 2012 y un 53% respondieron haber ayunado parcial o completamente en Yom Kipur ese año. Es importante señalar que en comparación con el año 2000 los guarismos se encuentran en cierto descenso ya que entonces un 78% había participado en un Seder y un 60% había ayunado en Kipur.

Una serie de interrogantes halájicos y dilemas caracterizan a la festividad de Pesaj y a la noche del Seder en las comunidades judías de la diáspora. Algunos de estos están conectados a los preparativos previos y otros a la noche del Seder. De las preguntas que surgen aprendemos sobre las particularidades de la existencia judía en la diáspora. 

Comenzaré con una pregunta habitual vinculada a los preparativos previos a Pesaj. La revisación y venta del jametz son parte de los preparativos tradicionales que procuran eliminar el jametz del hogar judío. Empero, ¿qué es lo que debe hacerse cuando la familia está compuesta por judíos y no judíos en virtud de un matrimonio mixto? En más de una ocasión la composición de una familia que celebra Pesaj consiste en una madre judía, un padre gentil y un hijo joven que ha hecho teshuvá. El hijo judío pregunta si previo a Pesaj debe realizar búsqueda de jametz sólo en su habitación o en toda la casa, dado que el dueño de esta es su padre gentil. Creo que lo que se oculta detrás de esta pregunta es la interrogante de “a qué familia pertenezco”. ¿Acaso pertenezco a la familia biológica cuyo jefe es gentil mas come "kneidlaj" en Pesaj o acaso pertenezco a una familia judía, a la nación israelita en general y por ende mi padre puede ser el "goi" que compre el jametz? 

Otro problema que afecta de sobremanera la paz y la tranquilidad de los judíos diaspóricos es el referido a los invitados al Seder. Pesaj es por sobre todas las cosas la fiesta de la familia judía e invitar familiares y huéspedes es parte integral de la festividad. Empero, cuando es necesario invitar personas que se encuentran fuera del círculo familiar judío o fuera del pueblo judío, o poseedoras de identidades religiosas o de género diferentes, comienzan a aflorar interrogantes y dilemas. ¿Cómo se debe proceder cuando, por ejemplo, un miembro judío de la familia se casó con una mujer gentil? ¿Cuál debe ser la actitud de los padres? ¿Invitar al hijo junto a su mujer e hijos gentiles a participar del Seder? En un caso así, ¿corresponde invitar también a los consuegros católicos a los efectos de preservar la paz familiar entre el hijo y la nuera, así como entre los consuegros? Hace cuestión de un año recibí por correo electrónico una pregunta de un rabino de las diásporas:

"Rabí Eliahu, Shalom, fui consultado sobre una cuestión de la cual me gustaría conocer su opinión. Hay una chica nacida en Sudáfrica de madre judía y padre gentil que conoció a un joven jaredí de Bélgica. Decidieron casarse, pero la familia del novio no está feliz con el hecho de que el padre de la novia no es judío y procuran frenar el enlace. De momento la situación está al borde de la eclosión porque no están dispuestos que la chica vaya a su casa para celebrar Pesaj. ¿Cómo sería posible moderar la actitud de la familia jaredí? ¿Es posible entender qué se encuentra detrás de su conducta? (¿Quizás teman que los niños vayan a casa de los abuelos para Navidad?) ¿Qué es dable hacer en semejante situación?”

De más está decir que esta pregunta refleja una situación delicada que existe actualmente en el pueblo de Israel. En este caso no se trata de un problema halájico, la chica es judía según la halajá y por supuesto que no hay problema alguno de casarse con ella o de que participe de la noche del Seder. El problema se encuentra en los ámbitos psicológico, emocional, social y familiar. Los padres del novio desean para su hijo una familia judía clásica sin anomalías y sin un padre que no puede conducir un Seder de Pesaj, recitar el Kidush o la bendición de los hijos… desean un padre que puede pronunciar palabras de Torá en la mesa. El problema no radica únicamente en la fiesta de la Navidad sino en la celebración del Seder de Pesaj conforme las reglas.

Una de las preguntas que me fueran formuladas en reiteradas oportunidades a lo largo de mis años como rabino en las diásporas es si un gentil tiene o no permitido participar de un Seder de Pesaj. ¿Acaso una persona que se encuentra en proceso de conversión y aún no ha realizado la inmersión ritual es considerada como judía a los efectos de su participación en la noche del Seder? Si bien el origen de esta pregunta es seguramente un versículo de la Torá que se refiere al Sacrificio Pascual y reza: “ningún incircunciso habrá de comer de él (del sacrificio)” y muchos deducen de esto que esta normativa aplica también al Seder. Sin embargo, si bien el Seder es un recordatorio del sacrificio, la prohibición de ingestión de la ofrenda pascual no aplica ni se refiere a la cena festiva de la actualidad. La Guemará en el Tratado de Pesajim (28B) explica: “Y dice Rabí Shimón: el caso de quien está impuro y anda por lejanos caminos no requiere de un enunciado especial ya que no es menos que el del incircunciso que perdió ya un hermano al ser circuncidado o del extranjero, tal como está escrito (Éxodo 12): ´ningún incircunciso habrá de comer de él´ – de él (del sacrificio) no come, pero sí ingiere matzá y maror”. Más aun, un incircunciso es un judío para todo menester y está preceptuado de cumplir con todos los mandamientos de la Torá incluido el Seder de Pesaj. 

Empero me parece que en la raíz de estas peguntas se esconde un principio importante. El Seder de Pesaj marca el nacimiento del pueblo judío, señala ese momento íntimo en el cual la nación israelita se transforma en pueblo y en una familia “que habita en soledad entre las naciones”. Por lo tanto, existe una dificultad emocional y mental en sumar a un momento tan íntimo y familiar, de agregar a un evento tan intestino para el colectivo israelita a personas ajenas a la familia. Sin embargo, debemos recordar que no solamente que no hay prohibición alguna de invitar a no judíos al Seder o a una celebración de Yom Tov, sino que en la actualidad un porcentaje no pequeño de los invitados no judíos a la noche del Seder son de hecho parte de la familia. Se trata tanto de hijos de un padre judío, de “simiente judía” - caso en el cual las eminencias de las últimas generaciones dijeron que se debía realizar el mayor esfuerzo posible por acercarlos al seno del pueblo de Israel, como de personas casadas con judíos, o de personas que pasaron conversión reformista o conservadora o que desean pasar una conversión según la halajá. Todos desean sentarse alrededor de la mesa pascual. El Seder, en este caso, funge no sólo como una invitación a la participar de la comida festiva, sino que también como una invitación a formar parte de la familia, del pueblo judío, y sumarse no solamente a la cena sino también a la fe judía por medio de la máxima “tu pueblo es mi pueblo” y generar así una sensación de pertenencia y significado.

Es claro que no se puede invitar al Seder al judío sin atender al lado gentil. En primer lugar, porque en muchos casos si no invitamos al lado no judío dejamos al judío fuera de la celebración y lo transformamos en el quinto hijo que no se sienta a la mesa del Seder. Empero considero que cabe aplicar aquí un criterio que combina un cuidadoso análisis de la situación, una conducta ética y la adopción de una actitud conciliadora (“Darkei Shalom”) que encontramos en la Mishná en el Tratado de Guitín (5:8): “No se excluye a los pobres de entre los gentiles de los presentes que se otorgan a los menesterosos vinculados a la cosecha (“leket”, “shijejá” y “peá”) para mantener una actitud conciliadora (“Darkei Shalom”)”.

En nuestros días no hay prohibición de hacer participar incircuncisos de la noche del Seder sino que todo lo contrario, en virtud del distanciamiento que se creó en el mundo entre los judíos y la Torá - es preceptivo intentar invitar a la cena a todos los hijos que se hayan alejado así como a aquellos gentiles que desean acercarse a la fe judía y al pueblo de Israel. La noche del Seder es un marco excelente para acercar a distanciados y abrir los portones, preservando la particularidad de nuestra creencia y los límites del pueblo judío.

Aparentemente está prohibido invitar no judíos a comer donde judíos en un Yom Tov que no cae en Shabat en virtud del decreto que procura evitar que se cocine más para los gentiles en un día festivo. Esto tiene lugar cuando un judío cocina durante la festividad para sus invitados gentiles - no lo está haciendo solamente para que coman judíos que tienen el precepto de ingerir una comida festiva sino que también prepara de más para gentiles que no están preceptuados de comer festivamente en Yom Tov. Esta pregunta adquiere especial relevancia al referirnos a la noche del Seder, empero pertenece también a todas las demás festividades de la Torá. En la práctica, el problema no radica en el acto de invitar al Seder a un gentil sino en la preparación de alimentos para este durante la fiesta.

El origen de la prohibición lo encontramos en la Guemará en el Tratado de Beitzá (21B): “Dijo Rabí Iehoshúa ben Leví: se invita al gentil a comer en Shabat mas no en Yom Tov para evitar que el judío cocine más para servir a este en la festividad”. Así sentenció Maimónides en Hiljot Yom Tov 1:13: “No se hornea ni se cocina en Yom Tov para alimentar a gentiles o a perros, tal como está escrito: ´lo hará únicamente para vosotros´, ´para vosotros´ y no para los gentiles. Por lo tanto, se invita al gentil en Shabat y no en Yom Tov, no sea que cocine para este en el día festivo. Empero si el gentil llega por propia iniciativa come con los judíos lo que estos ya tenían preparado” (el Tur y el Shulján Aruj, Oraj Jaím 512:1). 

Sin embargo, resulta evidente que si todos los alimentos son cocinados antes de Yom Tov y están calculados en virtud de la cantidad de invitados no hay problema alguno. Por lo tanto, en la actualidad que es muy común que en los hogares se preparen todos los alimentos previo a la festividad no se aplica la prohibición de invitar al no judío ya que no se teme que se termine cocinando  para este. A su vez, las autoridades halájicas mencionan otros argumentos suplementarios para permitir invitar gentiles mas no es este el sitio adecuado para extendernos. 

Otra interrogante un tanto extraña pero muy interesante que me fuera planteada hace dos años es la siguiente: “Rabino Eliahu Shalom y Berajá, le escribo en víspera de Pesaj y le solicito una respuesta urgente a una pregunta que me quita el sueño hace ya varios días. Le solicito me ayude a resolver el siguiente dilema: el viernes pasado llamé a un amigo de la infancia que estudió conmigo en el colegio judío. Este amigo es judío y homosexual. Lo invité a pasar la primera noche del Seder ya que calculé que él no tendría con quien hacerlo y no quería que pasase solo. Él se alegró mucho por la invitación y me dijo que vendría a la segunda noche acompañado de su pareja, también homosexual mas no judío. Le dije que estaba bien y que los invitaba con alegría. Al día siguiente me llamó una amiga judía y me dijo que no tenía dónde pasar la segunda noche del Seder y me pidió que la invite junto a su familia. Dado que no poseo suficientes utensilios de Pesaj para todos los invitados preferí recibir a la familia de mi amiga y no a mi amigo de la infancia junto a su pareja gentil y homosexual por lo que lo llamé para dejar sin efecto la invitación. Empero, ahora me siento culpable. ¿Acaso ofendí a mi amigo judío? ¿Acaso no debería haberlo invitado a él también? ¿Dónde habrá de pasar la noche del Seder? Rabino, ¿qué debo hacer?”

Esta pregunta es característica de la estructura de la familia judía posmoderna. En la noche del Seder se sientan a comer juntos tanto judíos como parejas mixtas, hombres y mujeres junto a parejas homosexuales y demás. En este caso le sugerí a la mujer de la consulta que vuelva a invitar a la pareja homosexual para que de esa manera el judío de la relación tenga dónde pasar la noche del Seder y no resulte ofendido. Respecto del problema de los utensilios le sugerí que recurra a cubiertos desechables y… santo remedio.    



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