Por: Alcibíades Serrato
El presidente Gustavo Petro parece actuar como un mandatario intergaláctico, concentrando gran parte de su atención en el conflicto entre Palestina e Israel, mientras Colombia enfrenta problemáticas internas urgentes que requieren de su liderazgo, como el terrorismo ejercido por las disidencias armadas, que continúa poniendo en riesgo la seguridad y estabilidad nacional.
En línea con su postura internacional, Petro ha intensificado su discurso contra Israel y a favor del pueblo palestino. Ha convocado una cumbre del Grupo de La Haya para el 15 de julio en Bogotá, con el objetivo de adoptar medidas contundentes que frenen la guerra en Gaza. En una columna publicada en The Guardian, afirmó que gobiernos como el suyo tienen el deber de enfrentar a Israel ante la pasividad de la comunidad internacional. Además, recordó que, en enero de este año, nueve países, entre ellos Cuba, Malasia, Bolivia, Senegal y Sudáfrica, respaldaron la denuncia contra el primer ministro israelí ante la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad.
Como actual líder del Grupo de La Haya junto a Sudáfrica, Petro ha promovido iniciativas para poner fin a la ocupación israelí en Palestina y garantizar el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación. También citó una resolución de la Asamblea General de la ONU, aprobada en septiembre de 2024, que exige a Israel retirar su presencia ilegal en territorio palestino. A juicio del mandatario, no actuar ante esta situación equivaldría a ser cómplices de los crímenes cometidos por el gobierno de Netanyahu.
En consecuencia, Colombia impuso sanciones a Israel, incluyendo la prohibición de exportaciones de carbón, del cual Israel era uno de los principales compradores, y de material bélico, lo que ha generado un impacto negativo en las Fuerzas Armadas colombianas, tradicionalmente vinculadas a la cooperación militar con el Estado israelí.
La postura de Petro ha sido aplaudida por el grupo terrorista Hamás, al tiempo que el mandatario ha elevado el tono de sus críticas ante los bombardeos sobre Gaza y ha respaldado abiertamente la denuncia contra Netanyahu ante la Corte Penal Internacional. Sin embargo, su credibilidad en materia de derechos humanos ha sido fuertemente cuestionada por analistas como Alfredo Rangel, quien subraya el silencio del presidente colombiano frente a otras graves violaciones perpetradas por regímenes autoritarios como los de Rusia, China, Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Como he mencionado en ocasiones anteriores, Gustavo Petro fue integrante del movimiento guerrillero 19 de abril, conocido como el M-19. El 24 de octubre de 1982, en horas de la mañana, dicha organización perpetró un ataque contra la embajada de Israel en Colombia con el objetivo de asesinar al entonces embajador Jaime Arón. Afortunadamente, el diplomático no se encontraba en la sede en el momento del atentado. Esta acción fue coordinada por los guerrilleros colombianos en colaboración con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), liderada por Yasir Arafat, en el marco de una serie de atentados terroristas ejecutados por esta organización contra intereses israelíes en distintas partes del mundo.
El presidente Petro aún no ha asumido plenamente que fue elegido para gobernar Colombia y trabajar en la solución de las problemáticas que enfrenta nuestro país, como la corrupción y los graves problemas de La Guajira. En lugar de enfocarse en resolver los asuntos internos, se involucra en conflictos externos, como el caso colombo-israelí. No obstante, no ha tomado medidas efectivas para buscar la liberación del ciudadano secuestrado por Hamas, Elkana Bohbot. En varias ocasiones, desde el Consejo Nacional de Paz, Reconciliación y Convivencia, se le ha solicitado que adelante gestiones diplomáticas para lograr la liberación de los colombianos secuestrados por Hamas. Sin embargo, hasta la fecha no se ha conseguido su liberación.
Para concluir, considero que el presidente de la República no debería involucrarse en asuntos de otros Estados, y debería dedicarse primero a solucionar los problemas que afronta Colombia. Asimismo, en su calidad de primer mandatario, tiene la oportunidad y la responsabilidad de buscar la liberación del ciudadano colombo-israelí Elkana Bohbot.