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Entrevista a la Embajadora de la República de Polonia en Colombia

Por: Ricardo Angoso

Ricardo Angoso realizó una entrevista a la Embajadora de la República de Polonia en Colombia, Agnieszka Frydrychowicz-Tekieli

Ricardo Angoso
: ¿Cómo se desarrollan las relaciones entre Colombia y Polonia, qué aspectos destacaría de las mismas?

Embajadora de Polonia: Polonia y Colombia mantenemos una amplia agenda bilateral que incluye aspectos políticos, económicos y culturales, también trabajamos en áreas tales como la educación y la investigación. Luego hay un diálogo político al más alto nivel que también funciona de forma permanente. Ultimamente observamos con mucha satisfacción que los intercambios comerciales entre los dos países han crecido notablemente. Las relaciones son, en términos generales, muy buenas y enriquecedores en todos los aspectos.

R.A.: ¿Qué le vende Polonia a Colombia?

E.P.: Exportamos a Colombia productos relativos a las telecomunicaciones, aunque nuestras exportaciones están muy diversificadas. También hay productos cosméticos y químicos. Y también quiero destacar que recientemente las monedas de 200 y 500 pesos colombianas fueron acuñadas en Polonia. Luego está la maquinaría agrícola, las medicinas y los productos textiles, vendemos una variada gama de productos. Y Colombia nos vende sobre todo carbón y también café, flores y frutas.Pero, como le he dicho antes, está creciendo y el año pasado ya alcanzó los 200 millones de dólares. Vamos por muy buen camino y creciendo.

R.A.: ¿Y las relaciones culturales, qué podría destacar de las mismas?

E.P.: A través del programa Ignacy Łukasiewicz, el Gobierno de Polonia ofrece becas para realizar estudios en las áreas de ciencias exactas, naturales, de ingeniería, agropecuarias, forestales y veterinarias. Llevamos con este programa tres años y el último año participaron una docena de estudiantes colombianos que estudiaron varias materias en nuestro país. Cada año en nuestro país estudian más colombianos.

R.A.: ¿Cómo vas las relaciones entre Polonia y la Unión Europea (UE) tras una serie de desencuentros y tensiones?

E.P.: Polonia es uno de los líderes en cuanto al crecimiento económico de la UE y somos, además, un país muy activo dentro de esta organización. En cuanto a esas tensiones que usted dice, lo más importante y destacable es que las relaciones se desarrollan dentro del diálogo entre Polonia y la Comisión Europea, que tiene algunas dudas con respecto a algunas reformas que las autoridades polacas están realizando relativas al campo judicial y al orden constitucional. Pero los representantes del Gobierno polaco han explicado a nuestros socios europeos que estas reformas no tratan de minar los valores democráticos ni el Estado de Derecho. Yo creo que hay indicios ya claros de que la UE ha entendido este mensaje y creo que avanzamos por el bueno camino para superar los malentendidos. Pero quiero reseñar que el diálogo entre las dos partes es honesto y transparente para superar esas dudas. En cualquier caso, finalmente se encontrará una solución y un compromiso entre las dos partes sin que las tensiones vayan a más.

R.A.: ¿Cómo podría definir las relaciones entre España y Polonia?

E.P.: Nuestras relaciones se han desarrollado a lo largo de la historia sin problemas ni contenciosos que reseñar. Luego, dada nuestra distancia geográfica, tampoco tuvimos conflictos ni guerras en el pasado. España y Polonia comparten muchas cosas en común y ambos países son potencias medias dentro de la UE. Ambas naciones, además, tienen una misma visión de buena vecindad con sus vecinos, España mirando hacia el Mediterráneo y Polonia más hacia Europa del Este.

R.A.: ¿Cómo observa la situación y la actual evolución de Rusia, le preocupa este asunto?

E.P.: Observamos, claro, con preocupación esta situación, sobre todo si se tiene en cuenta que Rusia mostró una actitud muy agresiva con algunos de sus vecinos, como Ucrania, Georgia y Moldavia. Polonia tiene casi congeladas, en cierta medida, sus relaciones con Rusia. Para nosotros tras la anexión de Crimea y la intervención militar en Ucrania, junto con sus campañas para debilitar a las democracias occidentales a través de la injerencia informática, Rusia ha perdido su credibilidad. Rusia provoca la desestabilización de Ucrania para evitar el acercamiento de este país hacia las estructuras europeas y así defender, como en los viejos tiempos, su esfera de intereses. Lo mismo ocurre en Siria, donde quiere mantener un régimen autoritario. Es muy grave lo que está pasando en Ucrania y, en definitiva, parece que Rusia no acepta que este país es un Estado independiente. Nosotros ahora, desde el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, estamos considerando si no sería bueno enviar a esa región un contingente de fuerzas de la ONU, siempre que se desplieguen no solo en Donbás, sino también en la frontera ucraniano-rusa.

R.A.: ¿También parece que tuvieron problemas con un avión que se accidentó en Rusia y donde viajaba su presidente?

E.P.: Sí, claro, porque Rusia no colabora en la investigación y no nos quiere entregar los restos del mismo para dar con las causas del accidente. Es un contencioso que tenemos Rusia pero no tiene un carácter fundamental en nuestras relaciones.

R.A.: ¿Creo que tiene unas buenas relaciones con la comunidad judía de Colombia, es así?

E.P.: Yo soy filosemita y tengo muchos amigos judíos en Polonia. Me sensibilizo mucho con sus problemas. También quiero trabajar por explicar la nueva Ley sobre Memoria Histórica que fue aprobada en Polonia y dar a conocer los aspectos de la misma a la comunidad judía. No es una Ley contra nadie, sino para preservar la verdad histórica.

R.A.: ¿Qué significa para la sociedad polaca la identidad judía?

E.P.: En primer lugar, quiero destacar que los judíos y los polacos hemos vivido juntos durante siglos, por casi mil años. La historia común unió nuestro destino para siempre. No es posible imaginar la cultura y ciencias polacas sin la contribución en ellas de eminentes judíos polacos. Además las tradiciones judías están presentes en el idioma, la cocina y las costumbres polacas.  Por tanto, creo que no sólo debemos de mirar los trágicos hechos que pasaron durante la Segunda Guerra Mundial, me refiero al Holocausto perpetrado por los alemanes nazis en la tierra polaca ocupada por la Tercer Reich. Hasta el siglo XVIII Polonia era país muy tolerante, quizá el más tolerante de Europa hacia la cuestión judía y por eso llegaron a nuestro país miles de judíos. Polonia tenía una gran comunidad judía y era una vida muy vibrante. Después del siglo XVIII, por razones históricas, las cosas cambiaron. Debido a la pérdida de independencia y la división de Polonia entre tres de sus vecinos, los judíos se convirtieron en objeto de la legislación antisemita introducida por el Imperio ruso. Luego llegó la tragedia del Holocausto en la Segunda Guerra Mundial. Esta historia nuestra es muy compleja pero es de una gran convivencia durante siglos. Creo que los judíos cuando visiten Polonia no sólo deberían visitar los campos de concentración construidos y manejados por los alemanes nazis, sino todas las otras muestras de la cultura judía que se pueden contemplar en Varsovia, Cracovia y otras ciudades polacas. Polonia trata de preservar esta herencia, este legado judío y tenemos muchos exponentes de ese trabajo, como por ejemplo el Museo de los Judíos Polacos POLIN o el Festival de la Cultura Judía en Cracovia.

R.A.: ¿No cree que esta Ley que aprobaron en Polonia sobre el Holocausto era innecesaria?

E.P.: Lo fundamental de esta Ley, según yo entiendo las intenciones de sus legisladores, es luchar simbólicamente por la verdad de la historia del Holocausto  y resaltar que también Polonia fue víctima de la Segunda Guerra Mundial. Creo que se han cometido muchas injusticias con Polonia y con los polacos, que muchas veces son tachados de antisemitas y responsables del Holocausto. Se ha tergiversado la historia y se han dicho a veces cosas que eran falsas. Queremos que se conozca la verdad en toda su dimensión y por eso se aprobó esta Ley. Hubo gente polaca que pudo tener malas actuaciones y cometió crímenes, pero no se puede achacar esa responsabilidad a toda la nación polaca ni al Estado polaco. El Estado polaco clandestino hizo todo lo posible dentro de sus posibilidades para llamar la atención de los aliados acerca de las matanzas que estaban perpetrando los alemanes nazis  y creó una organización para ayudar a los judíos perseguidos. Avisamos de lo que ocurría pero nadie nos hizo caso, eso está documentado. El Estado polaco clandestino llegó incluso a condenar con la pena de muerte a  los polacos que colaboraron con los alemanes nazis en la “solución final”, siendo este aspecto muy poco conocido. Muchas veces los hechos son al revés de lo que se dice. Hubo héroes polacos y también algunos criminales, es una historia compleja. Pero no se puede culpar a toda la sociedad  polaca por la responsabilidad de unos pocos y calumniar así, a toda Polonia.