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Carta de un jazán colombiano en Grecia Llamado Nissim Sawadi

Por: David Behar Asis

Antes de relatar mi historia, debo hacer honor a mis padres quienes desde pequeño me aleccionaron a  practicar  la religión judía.

Aunque mis padres nacieron bajo un credo diferente, siempre vieron con especial anhelo el acercarse a los valores judaicos. Hace muchos años un amigo se presentó ante ellos y comenzó a despejar sus dudas. Cuando empezaron a indagar sobre sus orígenes se documentaron sobre su  ascendencia. Mi papá, Betzalel Sawadi Guillot, era hijo de un inmigrante libanés con la nieta de un judío Francés. Mi mamá Luisa Elena Tejada es nieta de inmigrantes judíos españoles.

Ellos tuvieron 3 hijos, mi hermano mayor Karoll, el segundo Yammel  y yo, Isaac Shamir.

Recuerdo que a la edad de 7 años me llamó la atención un libro  -La Torah Oral- y me cuenta mi madre que al hojear las primeras páginas me acerqué a ella y le dije que deseaba ser Rabino.Descripción: https://blu185.mail.live.com/ol/clear.gifDescripción: https://blu185.mail.live.com/ol/clear.gifDescripción: https://blu185.mail.live.com/ol/clear.gifDesde entonces comencé a estudiar y a aprender todo lo que pudiera absorber sobre judaísmo, litúrgica y culturalmente. 

Conocimos a una maestra de idiomas, la señora Rivka Yafe, de la comunidad sefaradita de Barranquilla, quien nos enseñó el hebreo. Fuimos invitados a una comunidad de judíos por adopción dirigida, en ese entonces, por el señor Antonio Franco, llamada Bet El, en la cual mi padre fue nombrado Jazán  y siempre recuerdo con alegría todos los shabatot y fiestas que disfrutábamos en comunidad. Página muy difícil surge, cuando un día llega un nuevo Rabino y por problemas filosóficos, divide nuestra comunidad. Nos cerraron las puertas y quedamos sin la posibilidad de un Minian. Con resignación debimos seguir practicando nuestros rezos a nivel familiar. Trasladados mis padres a Bogotá se involucran con la comunidad de Pontevedra, recibiendo el apoyo irrestricto del Dr. Iosef Almanza. Luego participaron activamente en la comunidad Hatikvah, de la cual era More el señor Yosef Levi. Al renunciar este,  mis padres se asocian con la actual comunidad Har Sinai.

En ese entonces manifiesto a mis padres mi intención de ir a una Yeshivá en Israel, impulsado por la necesidad de  ahondar en el Judaísmo. Sentía una gran atracción por la parte litúrgica, lo que eran las tefilot, los piyutim y las melodías. Era tanta mi afición que empecé a buscar como fuera la manera de aprender acerca de jazanut y porque no,  alcanzar a conocer cada una de las diferentes melodías tradicionales. Así que decidí escribir “tefilot sefardí” en el buscador y ahí escuche el piyut "Ashira Na Leyedidi" (cantaré a mi Amado) cantado por el Jazán David Kadosh (nusaj marroquí). En ese momento con inmensa emoción, tuve  el gran convencimiento de lo que quería para toda mi vida  ¡ser Jazán!

Pero los esfuerzos de mis padres para lograr tal fin fueron infructuosos y puerta tras puerta se nos cerraba. Un día llega  el More Yosef Jaim, y le dijo a mi padre: “Betzalel tengo una beca para tu hijo Isaac”, pero como no teníamos los medios para sufragar los gastos, el dolor y la frustración llenaron mis ojos de lágrimas. Mi padre me dijo ten fe. El milagro que necesitábamos sucedió cuando recibimos una llamada del Rabino David Ben Haim desde Israel  y me preguntó   “¿dónde andas?  “Te estamos llamando  porque tu beca fue renovada y te queremos aquí en una semana”.  Tanta emoción desbocó en una mezcla de  llantos, risas y nervios durante varios días. Vendimos la casa  y  con la ayuda de algunos amigos,  logramos conseguir el pasaje. Con gran inquietud por ser la primera vez que me alejaba de mis padres, fui despedido por mi comunidad y subí al avión hacia lo que sería mi futuro.

En el aeropuerto Ben Gurion me recibió  con un fuerte abrazo y un "Baruj Haba” mi gran amigo Shaul Correa. Me llevó a Yerushalaim y me dejó en casa del Rabino Ben Haim quien me llevó a la Yeshivá Midrash Sefardi, y cuál no sería mi sorpresa al ver que se  ubicaba en "Ba'ir ha'atikah" (La ciudad vieja) ¡no podía creerlo!, jamás pensé que iba a estar en el lugar que tanto anhelé y  a solo unos pasos del kotel!

En la Yeshivá estuve con chicos de Panamá, México, Venezuela y Colombia estudiando y aprendiendo de los Rabinos que nos daban shiurim cada día.

Uno de esos Rabinos Rab Siman Tov Nigri que ahora trabaja para la comunidad de Cancún, nos enseñó los Taamei Hamikrá (entonaciones musicales) para aprender a leer bien la Toráh. Amé tanto las enseñanzas, que empecé a practicar.  Como vieron que tenía buena voz y que sabía las tefilot, regularmente me subían a la Tebá como jazán en la semana y en Shabat.

Parte del programa en la Yeshivá era aprender sobre las leyes del Kashrut y del Sofrut, lo que emprendí con gran entusiasmo. Conocí Israel de punta a punta  gracias a los paseos organizados por el programa.

Cuando la beca y mi visa se vencen  llamé  desesperado a mis padres y les pregunté ¿qué hago ahora?, ellos me recomendaron que hablara con el Rabino de la Yeshiva, quien me preguntó si no había alguien en Colombia que pudiese ayudarme.  Al comentarle que en Colombia los conversos no teníamos acceso a facilidades de tipo económico, me ofreció trabajo como Mashgiaj,  también lavé cocinas, barrí edificios y vendí palmeras para Sucot.  Hice  conversión con el Rabino Nissim Kareliz, el cual al enterarse de las vicisitudes por las que tuve que pasar  me  dijo, “Como fue un milagro el que estés aquí,  te llamarás NISSIM ZAWADY TEJEDA”. 

Debido a que constantemente iba a Beer Sheva, hice muchos amigos que me acogieron como parte de sus familias.  Uno de ellos, de origen brasileño, quería que conociera una chica religiosa, Rivka Friedman, que decía era adecuada para mí.

Durante varios meses ignoré la propuesta porque estaba interesado solo en mis estudios. Pero un día ella dio un primer paso y poco a poco nos dimos cuenta de las cosas que teníamos en común y que queríamos construir un hogar judío observante. Decidimos formalizar y planear nuestra Jatunah (boda), pero otra vez por problemas económicos debimos retardar  nuestra unión.

Empecé a trabajar en las noches limpiando edificios después de la yeshivá para ahorrar dinero.

Un día en la Yeshivá recibieron una llamada del Rabino Yosef Shushan, solicitando un estudiante  para  ir a Grecia y fui recomendado  por el Rabino Ilai Uziel. Para prepararme a este gran reto estudié con diversos Rabinos, quienes me terminaron de ilustrar en temas como shejitah,  Milah, Sofrut, Mashgiaj kashrut y Guemara. La idea de irme de Israel me angustiaba pero trabajar en Atenas como Jazan Baal Kore en compañía del Rabino Gabriel Negrin, de origen griego, me brindó el incentivo que me faltaba. Es de anotar que la comunidad de Grecia era una de las comunidades sefardíes más grandes hasta antes del holocausto con casi ochenta mil almas, de los cuales hoy en día no quedan más de 6000 en todo el país.  Poco a poco los  ancianos que sabían la tradición estaban partiendo y el Rab Negrin hacía un gran esfuerzo por rescatar lo que alguna vez fue la cultura judía Griega

Con el apoyo del cielo, mi Yeshivá, mi Rab, mi futura esposa y mi familia me establecí en Grecia donde me han recibido como uno de ellos y he empezado a aprender sus tradiciones y su idioma. He aprendido el rito Sefardí griego y el rito Romaniota (de los judíos que se encontraban en Grecia desde la época del imperio Romano).

Quiera Hashem que sea el comienzo de muchas más bendiciones, no solo para mí sino para todos mis familiares, amigos y allegados y que mi historia llene de valentía a quienes se sientan flaquear por las dificultades para acceder al mundo judío. Ojalá de este punto tan distante pueda ir a otras comunidades para ayudar en lo que más pueda.

NISSIM SAWADI TEJEDA