Por: Victor Zajdenberg
“Harvard se ha ganado con razón su lugar como el epítome de la corrupción moral y académica que cunde en la educación superior”. “Es hora de cortar de cuajo el financiamiento que hacen los contribuyentes norteamericanos a esta Institución que no ha cumplido con su lema fundacional: *VERITAS* (verdad)”. Elise Stefanik, Legisladora por Nueva York.
Efectivamente lo que fue una de las más grandes instituciones educativas de Estados Unidos de la cual han egresado presidentes, ministros, parlamentarios y empresarios se ha convertido actualmente en un antro islamo-fascista que fomenta, por medio de sus directivos y profesores, el desarrollo del antisemitismo pro-Hamas más vil desde la época nazi de la Alemania de Hitler.
Los estudiantes judíos asisten ocultando su origen para no ser insultados, maltratados y/o atacados por forajidos izquierdistas woke e islamistas que se han infiltrado entre el alumnado a través de becas estudiantiles otorgadas por el Emirato de Qatar y otros. Además, este Emirato que subsidia a todas las organizaciones terroristas pasadas y presentes como Hamas de Gaza, aporta generosas contribuciones millonarias a las Universidades de EE.UU comprando con ello sumisión y doblegación para la creación de un futuro engendro islámico en el país origen de la Democracia Republicana, Federal y Liberal.
La Universidad de Harvard, ubicada en Cambridge, Massachusetts, fue fundada en 1636, 140 años antes de la Independencia de los Estados Unidos (1776), cuyo primer benefactor fue el Clérigo puritano John Harvard que, si hoy se levantara de su tumba y viera a las turbas islamo-izquierdistas tomando el poder de su Universidad volvería a morirse por segunda vez.
Es loable entonces el proactivismo del presidente Donald Trump de castigar a Harvard congelando 2.200 millones de financiación pública y amenazando con quitarle los beneficios impositivos por negarse a cumplir con su exigencia de limpiar la basura ideológica que ha copado dicha Institución.
Por el contrario, el expresidente musulmán Barack Obama, que tanto daño a hecho durante su gestión al país, al mundo y a Israel en especial, elogió a los directivos de Harvard por rechazar las demandas del Gobierno de Trump de sofocar la libertad académica que, en este contexto, significa apoyar la persecución a los estudiantes judíos, las manifestaciones elogiando a los terroristas de Hamas y la islamización de este claustro y de todas la Universidades de los Estados Unidos.
Es de desear que el presidente Donald Trump tenga el tiempo suficiente y la fuerza necesaria para lograr el “Great América Again” (América grande nuevamente) purificando al país de los eternos promotores del odio, la violencia y la frustración.